Abdel es un adolescente saharaui que, huyendo de la guerra y la miseria, ha llegado a España junto a su padre, con la esperanza de vivir un poco mejor. Sin embargo, pese a trabajar duramente, sus esperanzas se verán frustradas y se verán envueltos en una trama delictiva. El autor nos presenta esta historia como si de un relato verídico se tratase. Con un lenguaje, sencillo y directo, es el propio Abdel el que nos hace partícipes de sus andanzas. De este modo, el lector adquiere la perspectiva del protagonista. Una historia que invita a reflexionar sobre la realidad de la inmigración ilegal. Abdel es un adolescente saharaui que, huyendo de la guerra y la miseria, ha llegado a España junto a su padre, con la esperanza de vivir un poco mejor. Sin embargo, pese a trabajar duramente, sus esperanzas se verán frustradas y se verán envueltos en una trama delictiva. El autor nos presenta esta historia como si de un relato verídico se tratase. Con un lenguaje, sencillo y directo, es el propio Abdel el que nos hace partícipes de sus andanzas. De este modo, el lector adquiere la perspectiva del protagonista. Una historia que invita a reflexionar sobre la realidad de la inmigración ilegal.

Abdel

Vivo en un cementerio, aunque no soy un muerto. Tampoco el enterrador. Soy un hijo del desierto, escondido entre las tumbas de Marbella. Puede que la situación suene graciosa, pero no lo es en absoluto. Mi padre está en la cárcel. Yo soy menor de edad en un país extranjero, inmigrante ilegal, y sin documentos que me identifiquen. La policía me busca. Una banda de traficantes de drogas me busca. Si alguno de ellos me encuentra, estaremos perdidos: mi padre y yo.