El libro recoge varias historias cortas en blanco y negro que van evolucionando del grafismo característico del autor, cercano a los dibujantes francobelgas, a un tipo de dibujo más sintético, más visceral y sobre todo, más libre. Esta evolución culmina con las historietas "Nosotros somos los muertos" y "Bienvenidos al infierno", dos lúcidas reflexiones sobre la intolerancia y el horror de la guerra. En estas dos historias, el trazo quebrado de plumilla y un sombreado sucio, colaboran a construir la atmósfera cerrada y lúgubre que precisa el certero relato de Max. El libro recoge varias historias cortas en blanco y negro que van evolucionando del grafismo característico del autor, cercano a los dibujantes francobelgas, a un tipo de dibujo más sintético, más visceral y sobre todo, más libre. Esta evolución culmina con las historietas "Nosotros somos los muertos" y "Bienvenidos al infierno", dos lúcidas reflexiones sobre la intolerancia y el horror de la guerra. En estas dos historias, el trazo quebrado de plumilla y un sombreado sucio, colaboran a construir la atmósfera cerrada y lúgubre que precisa el certero relato de Max.

¡Como perros!

Usur, qué alegría verte! ¿Qué noticias traes?
Amigo, las cosas se están poniedo al rojo vivo!! Los filósogos se acercan ya por el camino del sur!
Entonces... ¿es cierto lo que se dice...? ¿Que pretenden entrevistarse con el rey?
En efecto, y acabo de ver a dos de los ingenieros visiblemente nerviosos, dirigiéndose a toda prisa hacia su cuartel general.