Monumento de la literatura española de todos los tiempos, la poesía mística del Siglo de Oro requiere de una formación humanista, una elaborada sensibilidad y un oído acostumbrado al verso para acceder tanto a la belleza sugerente de sus imágenes como al contenido exaltado que expresan unas formas métricas, que no es otro que el ansia infinita de unión con Dios, como una necesidad más allá de toda razón humana. La experiencia de estos religiosos proviene de una opción de vida -la contemplativa- que no era infrecuente entre las clases cultas/acomodadas de tiempos pretéritos. Quizá el lector adolescente tendrá dificultad para disfrutar de estos poemas, pero bien está que, si siente inclinación por la poesía, vaya acercándose a unos textos que, sin duda, acabará disfrutando mucho cuando alcance cierta madurez y otras lecturas y conocimientos hayan dejado poso.
Monumento de la literatura española de todos los tiempos, la poesía mística del Siglo de Oro requiere de una formación humanista, una elaborada sensibilidad y un oído acostumbrado al verso para acceder tanto a la belleza sugerente de sus imágenes como al contenido exaltado que expresan unas formas métricas, que no es otro que el ansia infinita de unión con Dios, como una necesidad más allá de toda razón humana. La experiencia de estos religiosos proviene de una opción de vida -la contemplativa- que no... Seguir leyendo
Llama de amor viva. Poesía ascética y mística española
DEL VERBO DIVINO
La poesía mística del bien llamado Siglo de Oro alcanza en ese periodo su máximo esplendor a través de tres figuras excepcionales: Santa Teresa de Jesús (1515-1582), Fray Luis de León (1527-1591) y San Juan de la Cruz (1542-1591).
Mística es la parte de la teología que trata de la vida espiritual y contemplativa a través de la cual el alma busca su unión con Dios. Partiendo de que toda experiencia mística es inefable, es decir, no puede llegar a expresarse en su plenitud con un lenguaje común, los poetas mencionados tuvieron que recurrir a una forma más elevada de comunicación verbal para poder describir sus hábitos y conocimientos.
A estos tres grandes de la poesía se sumaría un siglo después la voz y el verso de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), quien, aunque natural del virreinato de Nueva España, siempre fue considerada cercana en obra y fe a los místicos españoles.