Sicilia ha sido un fértil territorio literario desde el siglo XIX, su insularidad la dejaba un tanto al margen de los procesos de cambio propios del periodo y el peso de la tradición imponía su ley, lo que constituyó una rica materia para corrientes artísticas como el verismo, una suerte de naturalismo que se valía de la expresión de los males que aquejaban a las comunidades, para criticar la imposición de un modelo moral burgués, de imposible cumplimiento mientras subsistieran las estructuras que amparan una sociedad injusta, clasista, misógina y atrasada. Así, en la novela que nos ocupa, la autora, una voz de la letras italianas hoy justamente reivindicada, da cuenta del devenir trágico de un pueblo de tantos del interior de la isla, expresado en las conversaciones de sus gentes, seres amargados que soportan una vida sin alegría donde solo hay hueco para el rencor social y  la crueldad más descarnada, de la que será víctima pero también victimaria la maestra protagonista. Interesante fresco sociológico, que supera el regionalismo ofreciendo los pliegues complejos de la naturaleza humana. Gran descubrimiento para el lector español.

Sicilia ha sido un fértil territorio literario desde el siglo XIX, su insularidad la dejaba un tanto al margen de los procesos de cambio propios del periodo y el peso de la tradición imponía su ley, lo que constituyó una rica materia para corrientes artísticas como el verismo, una suerte de naturalismo que se valía de la expresión de los males que aquejaban a las comunidades, para criticar la imposición de un modelo moral burgués, de imposible cumplimiento mientras subsistieran las estructuras que amparan una sociedad... Seguir leyendo