¿Conoces a la compositora Betty Davies? Artistas como Prince o Lenny Kravitz la han rendido tributo y quizá no es muy popular entre el público. ¿Y a Sonita Alizadeh? Es una fantástica rapera, aunque tal vez habría sido más popular de no haber nacido en Afganistán. Ellas son solo un pequeño ejemplo de la larga lista de mujeres irrepetibles que la autora ha confeccionado en este segundo capítulo de Valerosas. A veces “invisibles” y, sin embargo, protagonistas de hitos fundamentales en distintas disciplinas: Temple Grandin en las investigaciones científicas con animales, Nellie Bly en el periodismo, Mae Jemison en la carrera espacial… La originalidad no reside solo en la selección de personajes y hechos relevantes, un espectacular trabajo de recopilación de vidas impactantes y originales, también en la forma en que Pénélope lo cuenta, sin renunciar al humor, aunque esté narrando situaciones extremas, con una limpieza propia de la mejor escuela de la línea clara y una gama cromática seductora y coherente. La colección de webcomics, publicados originalmente en Francia en capítulos separados y ahora trasladados al papel, está jalonada de brillantes ilustraciones a doble página que dan respiro a la narración, una fascinante colección de estampas relacionadas con las biografías de las protagonistas que agrandan aún más su leyenda. Un imprescindible del año.
¿Conoces a la compositora Betty Davies? Artistas como Prince o Lenny Kravitz la han rendido tributo y quizá no es muy popular entre el público. ¿Y a Sonita Alizadeh? Es una fantástica rapera, aunque tal vez habría sido más popular de no haber nacido en Afganistán. Ellas son solo un pequeño ejemplo de la larga lista de mujeres irrepetibles que la autora ha confeccionado en este segundo capítulo de Valerosas. A veces “invisibles” y, sin embargo, protagonistas de hitos fundamentales en distintas... Seguir leyendo
Valerosas 2
El 29 de agosto, en Boston, nace una niña que no es como las demás: Mary Temple Grandin. No sonríe. No ríe. Grita cuando intentan llevarla en brazos.
En vez de jugar con el Lego, se hace pipí en el suelo. En lugar de jugar a las cartas, se las come. A menudo se pone a gritar, a golpearse en la cabeza, a romperlo todo.