Durante la convalecencia del abuelo, Amelia se quedará en casa sus nietos Alicia, narradora de esta emotiva historia, y Cabezoto. Ella ha sido siempre una mujer fuerte, poco dada a quejas y lamentos, pero de un tiempo a esta parte la persona que lee los cuentos como nadie parece cambiada, aquejada de una enfermedad que “empieza con la A”. Y no, no es apendicitis, como descubre la pequeña protagonista. Ella está dispuesta a ayudar y, en sus primeros pasos, no duda en consultar a la doctora, que le receta una medicina infalible, a pesar de que hoy por hoy no exista una cura efectiva para su mal. Entre la tristeza que subyace durante todo el relato, asoman a veces sencillas notas de humor que aderezan una trama ingeniosamente construida en torno a una serie de nombres y objetos que comienzan con la misma letra que la dolencia que sufre la abuela, convenientemente explicada en el último capítulo. Ona Caussa retrata escenas de vida cotidiana teñidas de afecto y sensibilidad, momentos compartidos entre la anciana y la pequeña, así como otros instantes del proceso representados con un estilo limpio y claro, cercano a los conceptos de la corriente clásica franco-belga en el mundo del cómic. Una novela necesaria para que los niños comprendan los síntomas de uno de los grandes males del presente siglo.

Durante la convalecencia del abuelo, Amelia se quedará en casa sus nietos Alicia, narradora de esta emotiva historia, y Cabezoto. Ella ha sido siempre una mujer fuerte, poco dada a quejas y lamentos, pero de un tiempo a esta parte la persona que lee los cuentos como nadie parece cambiada, aquejada de una enfermedad que “empieza con la A”. Y no, no es apendicitis, como descubre la pequeña protagonista. Ella está dispuesta a ayudar y, en sus primeros pasos, no duda en consultar a la doctora, que le receta una medicina infalible,... Seguir leyendo