Como un Gregorio Samsa infantil, el protagonista de esta historia despierta un día transformado no en un enorme insecto, ¡en dinosaurio! Una mala noche desemboca en una nueva apariencia, con piel verde y las pertinentes dificultades que genera tener unas dimensiones excepcionales en espacios diseñados para niños. Aunque es cierto que siempre deseó ser un diplodocus, espinosaurio o velocirráptor, esta particular nueva normalidad sigue sorprendiéndole a cada paso. No ocurre así con su familia, impasible ante el imponente aspecto físico del niño de la casa ¿Cómo había pasado todo aquello? Narrado en primera persona por el protagonista, destaca el trabajo del ilustrador que confiere una apariencia muy atractiva a las escenas, con imágenes que recuerdan a la estética de los diseñadores gráficos de mediados del siglo XX o a la de los dibujos animados de los años 50 y 60, una línea de trabajo vintage que sobresale por su poderoso cromatismo.
Como un Gregorio Samsa infantil, el protagonista de esta historia despierta un día transformado no en un enorme insecto, ¡en dinosaurio! Una mala noche desemboca en una nueva apariencia, con piel verde y las pertinentes dificultades que genera tener unas dimensiones excepcionales en espacios diseñados para niños. Aunque es cierto que siempre deseó ser un diplodocus, espinosaurio o velocirráptor, esta particular nueva normalidad sigue sorprendiéndole a cada paso. No ocurre así con su familia,... Seguir leyendo
Soy un dinosaurio
Había estado soñando toda la noche. Las sábanas revueltas eran testigos mudos, enrolladas en el cuello, tiradas por el suelo.
Despertó convertido en un dinosaurio. Su piel ahora era verde.