La acción transcurre en Cuba, en un tiempo sin definir. Bruno trabaja de montero para don Cristóbal. Ambos se relacionan con la naturaleza, pero de forma diferente: por un lado, el conocimiento y el respeto; por otro, las ansias de sometimiento y poder. En el centro, Negrita, la perra de Bruno y su familia, participa del juego y del trabajo y al fin huye con los perros salvajes, dueña de su libertad. Un canto a la dignidad del hombre, aderezado con un lenguaje intuitivo, rico en sonoridad y fuertemente ligado a la naturaleza. La acción transcurre en Cuba, en un tiempo sin definir. Bruno trabaja de montero para don Cristóbal. Ambos se relacionan con la naturaleza, pero de forma diferente: por un lado, el conocimiento y el respeto; por otro, las ansias de sometimiento y poder. En el centro, Negrita, la perra de Bruno y su familia, participa del juego y del trabajo y al fin huye con los perros salvajes, dueña de su libertad. Un canto a la dignidad del hombre, aderezado con un lenguaje intuitivo, rico en sonoridad y fuertemente ligado a la naturaleza.

Negrita

Hacía tres años ya que Bruno había llegado por primera vez a la finca de don Cristóbal. Lo recordaba como si fuera ayer mismo. El dueño estaba sentado en el portal porque era la hora del medio día, esa en que el sol del verano, cae aplanando los campos y abrumando de calor los caminos.