Alberto Posso, profesor en el RMIT (Royal Melbourne Institute of Technology), centro adscrito a la Universidad de Australia, con sede en Melbourne, ha analizado las respuestas a una serie de pruebas practicadas entre doce mil estudiantes australianos de quince años que cursan sus estudios en setecientos setenta y dos centros diferentes.
A partir del Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), basado en la reflexión sobre el rendimiento de los jóvenes en asignaturas como Matemáticas, Ciencias o en comprensión lectora, el investigador ha cruzado los datos con los listados de chicos y chicas que tienen especial afición por los videojuegos.
Los resultados, avalados por la Facultad de Educación australiana, fueron sorprendentes. Los adolescentes que usaban juegos en línea mejoran sus capacidades y consiguen unas mejores calificaciones en el aula.
Posiblemente la variada gama de estrategias, habilidades y el desarrollo de una capacidad extra para resolver problemas que se lleva a cabo, muchas veces de forma involuntaria, en el momento del juego, ayuda a obtener mejores rendimientos en el plano escolar.
El estudio, del que se ha hecho eco el diario británico The Guardian, se suma a los numerosos proyectos ya realizados con anterioridad y que confluyen en una misma reflexión: la práctica habitual (y moderada) de este tipo de ocio no afecta al rendimiento escolar e incluso ayuda a que sea mejor, en términos generales.
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