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Ignasi Moreta e Inês Castel-Branco crearon Fragmenta en 2007. Se cumple una década de trabajo en la que el sello ha conseguido hacerse un hueco en la producción nacional, convirtiéndose en referente dentro del campo de las pequeñas editoriales independientes.
El grueso de su producción se orienta hacia la literatura clásica y el ensayo, especialmente en el ámbito de las religiones, y siempre desde una perspectiva rigurosamente aconfesional. Su catálogo está poblado de, según señalan en la web, "libros no religiosos sobre religiones", propuestas orientadas a todo tipo de públicos y destinadas a ayudar a profundizar en las dudas de los lectores. En este sentido, desde la editorial especifican también que "en la dimensión religiosa del ser humano, lo importante ya no son los dogmas (creyentes o ateos) sino los interrogantes, la búsqueda, la indagación, la apertura, los tanteos y los descubrimientos, todo ello en la nave común de la condición humana. Y en ese proceso de indagación constante, la lectura puede ser sin duda el mejor aliado".
Desde hace un par de años está en marcha la colección Pequeño Fragmenta, especialmente dirigida al público infantil y en la que se aplica el mismo rigor y cuidado de las otras líneas de la editorial. Su objetivo es producir buenos libros para niños que, al mismo tiempo, puedan ser disfrutados por jóvenes y adultos. Historias que emocionen y transformen a través del formato álbum ilustrado.
Hasta el momento se han publicado doce relatos firmados por un grupo de nuevos autores acompañados de las imágenes diseñadas por prestigiosos artistas gráficos como Mercè López, Rebeca Luciani o Mariona Cabassa.
Su intención es, además de divertir y entretener, acompañar a padres y educadores en el cultivo de la sabiduría, la interioridad y la cualidad humana en los más pequeños. Todos ellos incluyen, a modo de apéndice, una guía de lectura que plantea preguntas y ayuda a pensar, a dialogar, a relacionar las historias con la vida misma de cada niño.
Los editores han realizado una cuidada selección de los textos (contemporáneos o de las diferentes tradiciones de la humanidad), con un lenguaje rico, ilustraciones de variados estilos, en papel rugoso y dotando a cada propuesta de una cubierta atractiva. Elementos con los que quieren convertir cada nueva apuesta en un objeto especial y único que sea fuente de experiencias y de sabiduría.
Esta labor fue recompensada con el premio que Funambulus (Àlex Tovar y África Fanlo, 2015), recibió como uno de los "Libros Mejor Editados" en la categoría infantil, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en 2016.
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