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¿Jugar a las cartas es leer?

Innovación, innovación, innovación... Leemos el mismo concepto constantemente en muchos de los proyectos que se realizan en las escuelas de Primaria y Secundaria de todo el mundo, sin embargo a veces se trata más bien de asumir una determinada actitud a la hora de diseñar planes de lectura a pequeña escala que de idear grandilocuentes proyectos que impliquen el uso de grandes tecnologías a las que, en muchos casos, no se puede acceder por falta de presupuesto.

Desde realidades remotas como Singapur llegan curiosas iniciativas para desarrollar en la escuela como el uso del Mahjong, un juego tradicional de solitario donde el participante es retado a eliminar todas las piezas del tablero, muy popular en esta cultura, para analizar obras literarias.

Uno de los profesores de Literatura Inglesa del instituto de Secundaria Bukit Batok, un veterano centro escolar situado en la capital, ha ideado junto a sus alumnos una adaptación de este famoso pasatiempo mediante el que resulta más divertido y sencillo para los alumnos analizar algunas de las obras que recomiendan a lo largo del curso. De esta forma se consigue una experiencia inmersiva en donde los chicos y chicas deben ir profundizando en la trama para dar con las respuestas correctas que les ayuden a terminar el juego de forma exitosa.

Precisamente este juego, de origen chino, está presente en la trama de la novela de Amy Tan El club de la buena estrella, obra que se encuentra en el listado de propuestas vinculadas a la asignatura y con la que se ha iniciado el "experimento". Gracias a las cartas se profundiza en simbolos que aparecen en la misma, así como en la personalidad de sus distintos protagonistas.
 
Según recoge el diario Straits Times en una entrevista con Ow Yeong Wai Kit, el profesor que ha puesto en marcha esta iniciativa, en las cartas se han introducido citas, temas y personajes del libro. La propuesta está basada, a su vez, en un proyecto anteriormente realizado en la escuela por otra maestra que diseñó juegos de naipes a partir de varios clásicos: Julio Cesar, de William Shakespeare; El Señor de las Moscas, de William Golding; y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.
 
Visto el éxito alcanzado con aquel proyecto, Wai Kit decidió apostar por la misma fórmula con las novelas que había seleccionado para el presente curso. La obsesión en todo momento ha sido no centrarse en la evaluación sino en que los alumnos entendiesen con profundidad los textos literarios propuestos.
 
Para el juego se necesitan, básicamente, cuatro participantes. Deben recoger conjuntos de tarjetas que llevan símbolos y fragmentos extraídos del texto. También pueden reclamar las que han sido descartadas por otros jugadores. El primero que muestra una combinación ganadora (tres series de tres cartas, y otra serie de dos) es el vencedor.
 
La propuesta ayuda a los estudiantes a asumir roles de personajes clave en el libro. Otras cartas contienen fragmentos de trama del texto... En definitiva, el juego fomenta la empatía con los personajes protagonistas y, por tanto, ayuda a comprender y disfrutar la obra con profundidad.
 
El profesor también utiliza elementos del juego para iniciar discusiones sobre el libro una vez cada una o dos semanas. La propuesta quiere exportarse a otros centros educativos de la zona para realizar partidas entre institutos y fomentar la lectura grupal de un mismo libro.
 
¿Te animas a realizar algo parecido en tu colegio?
 
[Imagen: Mark Cheon]
 
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