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Aprender a usar la información en la Biblioteca Escolar en Secundaria (Primera parte)

La sociedad de la información necesita de una acción pedagógica distinta que pasa por establecer un modelo educativo que implique aprender a utilizar la información. La biblioteca escolar puede articular programas relacionados con el aprendizaje en el acceso y uso de la información pero vinculados al currículum y al desarrollo de las distintas materias.

Hay que establecer en primer lugar un marco conceptual que configure estos programas y que contemple al mismo tiempo los cambios generados por la sociedad de la información y la necesidad de vincularlos realmente a la práctica educativa.

Estos dos condicionantes justifican la necesidad de plantear en este momento un nuevo escenario para la educación documental y la formación de usuarios que podemos incluir dentro de la llamada alfabetización informacional o ALFIN. El contexto social en que vivimos ha generado cambios muy importantes en los conceptos de información, lectura y aprendizaje. También se han producido nuevas demandas educativas que exigen el desarrollo de esta nueva competencia que podemos concretar en el contexto escolar bajo el nombre de competencia informacional, un concepto y un término acorde con el modelo educativo basado en el desarrollo de competencias.

La necesidad de integración curricular de los programas formativos de la biblioteca determina que el aprendizaje de habilidades para investigar e informarse no pueda abordarse únicamente dentro de las actividades de formación de usuarios, ya que la competencia informacional no es responsabilidad única de la biblioteca sino de todo el profesorado. Por esto es importante desarrollar la educación en información fundamentándola en los objetivos de aprendizaje reflejados en el currículum escolar, ya que este es el punto de partida y el punto de llegada de la competencia informacional. La biblioteca escolar y las nuevas tecnologías han de ser valoradas al respecto como los recursos de que dispone el profesorado para activar su aprendizaje.


Marco conceptual
El nuevo currículum de la LOE, desplegado alrededor de competencias básicas, dispone dos competencias que responden al concepto de alfabetización informacional: el tratamiento de la información y la competencia digital y la competencia para aprender a aprender1. Aunque es cierto que el hecho de que la competencia esté reflejada en el currículum no garantiza el éxito en este cometido, sí que representa una gran oportunidad para su desarrollo que no podemos desaprovechar.

Hay que concretar la propuesta curricular y es importante que en la Educación Secundaria se aplique un modelo específico para desarrollar la competencia informacional que permita el aprendizaje de conceptos y técnicas, estrategias y métodos de trabajo, al mismo tiempo que promueva los hábitos y valores propios relacionados con el uso de la información.

Como principales características de está competencia podemos señalar que implica diferentes alfabetizaciones y habilidades: está relacionada con las habilidades tecnológicas, pero además constituye un área más amplia y diferenciada de capacidades centradas en la gestión de los contenidos de la información con independencia del soporte en el que se ubiquen.

Es, además, una competencia genérica y transversal a todas las áreas del currículum, que se encuentra plenamente relacionada con el desarrollo de habilidades lingüísticas y cognitivas, de pensamiento crítico-reflexivo y de autorregulación de procesos.

Aprender a investigar e informarse no supone únicamente aprender a localizar información y datos relevantes, sino que de manera fundamental representa adquirir herramientas para construir conocimiento. Supone, desde un punto de vista genérico, aprender a pensar y a aprender2 y, desde un prisma más concreto, permite desarrollar múltiples destrezas relacionadas con el acceso y uso de la información.

Ante un marco teórico tan complejo, hay que cuestionarse cómo orientar el proceso formativo de la competencia informacional en la práctica educativa de manera realista. ¿Cómo podemos concretar el aprendizaje de habilidades de acceso y uso de la información? La clave está en visualizar los distintos elementos que constituyen la competencia informacional ya presentes en el currículo como contenidos procedimentales comunes a todas las áreas: las habilidades documentales, las habilidades lingüísticas y comunicativas, las habilidades cognitivas y metacognitivas y las habilidades tecnológicas.

Todas estas habilidades subyacen interrelacionadas, son elementos que actúan integrados alrededor de dos ejes significativos que se retroalimentan: el uso del lenguaje verbal (oral o escrito) y el uso del pensamiento crítico.

  Cuadro 1

 

 

 

El lenguaje verbal es la herramienta fundamental en el desarrollo y estructuración del pensamiento. Leer y escribir son los ejes para el tratamiento de la información ya que potencian el uso reflexivo de todo tipo de lenguajes. También porque el tratamiento de la información significa que desde el acceso a la misma hasta su comunicación final hay que usar una serie de habilidades que se relacionan con el pensamiento, usando el lenguaje oral, la lectura y la escritura, y es necesario plantear este entrenamiento no únicamente desde la clase de lengua, sino de una manera totalmente específica en cada materia3.

Este texto es una coboración de Gloria Durban

 

(1) REAL DECRETO 1631/2006, de 29 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria. BOE núm. 5 (Viernes 5 enero 2007)  
(2) GÓMEZ HERNÁNDEZ, J.A. y BENITO MORALES, F. (2000): Estrategias y modelos para enseñar a usar la información: guía para docentes, bibliotecarios y archiveros. Murcia: KR.
(3) NOGUEROL, A. (2007): Tècniques d’aprenentatge i estudi. Aprendre a l’escola. Barcelona: Graó.
 

 

 
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