Fundalectura invitó a la escritora argentina, premio Hans Christian Andersen 2012, María Teresa Andruetto, a conversar sobre literatura y primera infancia en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Con ella exploramos los procesos de escritura y lectura, así como la polémica categoría de la literatura infantil y juvenil que a todos nos convoca. A continuación les exponemos algunas de sus reflexiones.

“Yo no puedo separar una historia del lenguaje, existe un modo especial de contar una historia; las historias por fuera de su relato no pertenecen a la literatura”.

Literatura y escritura

“Solo un escritor tiene problemas con las palabras”. Así define Andruetto su aproximación a la literatura y al acto de escritura, como una lucha con el lenguaje en la que se empuña una pluma –hoy en día un teclado de computador– para comprender y para ser comprendida. “Busco las palabras que pueden despertarnos, aquellas que son fruto de mi tiempo”.

Andruetto llama palabras privadas a estas expresiones del lenguaje que son la materia prima de su escritura y de su lectura particular del mundo. Son palabras que de repente, en una confluencia entre formas de decir y experiencias personales, alcanzan la legitimidad poética y conforman una voz narrativa particular y auténtica. “Son ciertas palabras que se han ido inscribiendo en nuestras subjetividades donde se va construyendo una lengua privada que hace parte de nuestra intimidad; son palabras llenas de una carga afectiva pero que no dejan de lado el carácter social de la lengua. Comunican y a la vez tañen en nuestra caja de resonancias y conmocionan a los otros que nos leen”.

El acto de escribir es para Andruetto la búsqueda de un universo privado en diferentes realidades y esto supone una actividad de lectura en sí. “La lectura es el acto originario de toda escritura. Escribir es ir leyendo en un lugar que aún no está, que aún no existe y es ir encontrándolo muy lentamente”. Asimismo, hay una relación que ella describe como de alto voltaje entre la sonoridad de sus textos y la capacidad de condensación alcanzada mediante un proceso posterior de revisión, relectura y reescritura. “Por paradójico que suene, cada vez que uno condensa, más se expande el sentido en la escritura”.

En el caso particular de la escritora, la lectura y la escritura se tiñen de preocupaciones personales como los hilos de la memoria, la pobreza, la identidad, el desarraigo, los amores, los viajes, y el lugar donde lo privado se hace público y abrevia dos realidades en un instante. “Mi literatura es una reconstrucción de la historia personal y de la identidad por la vía del relato experiencial, por la vía de la literatura de un país, vista como un gran sistema que forma realidades y pasados. Yo quiero ir anudando los puntos rotos de ese gran tejido que es la historia literaria de mi país”.

¿Y la literatura infantil y juvenil, realmente existe?

La literatura de Andruetto, como bien lo expuso Claudia Rodríguez, subdirectora de formación de Fundalectura, puede calificarse como una literatura sin edad que llega tanto a niños, jóvenes y adultos con narraciones viscerales que no obstante, presentan las emociones de manera atenuada y sutil, en palabras suyas “creando relatos de heroínas o héroes de lo humano”. Aun cuando sus libros encabecen los listados de obras seleccionadas y entregadas por los gobiernos a entidades públicas educativas y culturales de muchos de los países hispanohablantes por ser considerados como el tipo de literatura idónea para un público infantil y juvenil, rechaza dicha categorización y aboga por el término de zonas de lectura.

“Así como en toda literatura, en aquella dirigida a los niños y jóvenes existen exponentes de los diferentes géneros literarios, tal como la novela, el cuento, la poesía y el teatro, entonces la literatura infantil no puede ser un género más, distinto al resto de la literatura”.

También afirma que existe la Literatura con mayúscula y todo un sistema de edición, producción, distribución y mediación que determina un público focal al cual apuntar, sea este compuesto por niños, adolescentes o adultos. Es por esto que propone reconocer la existencia de un campo para referirse más bien a diferentes zonas de lectura que cada publicación tendría en mente: “A veces lo que hace que algo esté destinado a niños o adultos depende de la casa en la que ese texto vive. Por eso hay tantos textos memorables que no fueron pensados para niños pero que al acompañarlos de bellas ilustraciones y estilos de letra más grande, se venden como literatura para niños y jóvenes.

Así las cosas, Andruetto supone que lo que hace que algo sea literatura, para niños o para grandes, es un manejo especial del lenguaje en donde las fibras de lo humano salen a relucir en medio de situaciones de vida imaginadas e imaginables. “En la literatura prima la capacidad de llegar al otro y tocar su emotividad, también es hacer pensar al lector pues se escribe con la cabeza y el corazón”.
 

Fuente: Fundalectura
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