El bebé ha sido tan esperado que, al nacer, rodean su cuna con todo tipo de regalos. Pero nadie tiene el acierto de la abuela. Aunque al aparecer con una maleta rosa, sin ni siquiera envoltorio apropiado, todos miran asombrados, el tiempo demuestra que la señora tiene razón en su vehemente defensa: ¡es de lo más práctico! Al mismo tiempo que pasan los años y aquel bebé se convierte en adulto, el objeto cumple con creces el objetivo para el que fue concebido con versatilidad: permite hacer desde una cama para sus peluches hasta viajes inolvidables e incluso, al llegar el momento, el equipaje definitivo para empezar una nueva vida en otro lugar. Un relato lleno de simbolismos e inteligentes toques de humor, aderezado con el excepcional trabajo gráfico de uno de los grandes nombres de la ilustración y el cómic francés, Serge Bloch, que combina el trazo espontáneo de sus personajes infantiles con grabados, diseños y juegos compositivos que ayudan a que esta lectura, mejor siempre compartida, brille con intensidad.
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El bebé ha sido tan esperado que, al nacer, rodean su cuna con todo tipo de regalos. Pero nadie tiene el acierto de la abuela. Aunque al aparecer con una maleta rosa, sin ni siquiera envoltorio apropiado, todos miran asombrados, el tiempo demuestra que la señora tiene razón en su vehemente defensa: ¡es de lo más práctico! Al mismo tiempo que pasan los años y aquel bebé se convierte en adulto, el objeto cumple con creces el objetivo para el que fue concebido con versatilidad: permite hacer desde una cama para sus peluches hasta viajes inolvidables e incluso,... Seguir leyendo
La maleta rosa
Le habían llevado peluches, móviles para la cuna, juguetes, peleles, un caballito de balancín y hasta un gran columpio, perfecto para un bebé de tres quilos, cuatrocientos treinta y siete gramos. Todos eran regalos considerados apropiados para un bebé y fueron bien recibidos.