E. D. Malone no es el prototipo de un hombre aventurero pero tiene que demostrar ante los ojos de la mujer que ama, a los lectores del Daily Gazette y a sí mismo su voluntad de explorador. El profesor Challenger, con una personalidad marcada por los claroscuros y con ideas que no gozan del respaldo de la comunidad científica, también ejerce sobre el joven gran poder de atracción.Nuestro protagonista se embarca en una expedición que se adentra en la zona más inaccesible de la selva amazónica y allí se enfrenta a la maravilla y el horror de ser testigo y tener que sobrevivir en un mundo perdido habitado por animales prehistóricos y hombres primitivos.  E. D. Malone no es el prototipo de un hombre aventurero pero tiene que demostrar ante los ojos de la mujer que ama, a los lectores del Daily Gazette y a sí mismo su voluntad de explorador. El profesor Challenger, con una personalidad marcada por los claroscuros y con ideas que no gozan del respaldo de la comunidad científica, también ejerce sobre el joven gran poder de atracción.Nuestro protagonista se embarca en una expedición que se adentra en la zona más inaccesible de la selva amazónica y allí se enfrenta a la maravilla y el horror de ser testigo y tener que sobrevivir en un mundo... Seguir leyendo

El mundo perdido

El padre de ella, míster Hungerton, era, en verdad, la persona de menos tacto del mundo: un verdadero papagayo de hombre, fofo, sin sustancia, desaliñado; muy amable, pero sin más panorama qué su propio y estúpido yo. La única cosa capaz de alejarme de Gladys habría sido el pensamiento de un suegro como aquél. Tengo el convencimiento de que allá, en el fondo de su corazón, míster Hungerton creía que mis tres visitas por semana a Los Nogales se debían al placer que yo encontraba en su compañía, y de manera muy particular al de escuchar sus opiniones sobre el bimetalismo, tema en el que llevaba camino de llegar a ser una autoridad.