Es difícil quedarse con una sola pieza de la no muy extensa obra narrativa del norteamericano Mark Twain, pero, sin duda, Las aventuras de Tom Sawyer y su continuación, Las aventuras de Huckleberry Finn, fueron las favoritas del público de su tiempo y, aún hoy, es recordado por ellas fuera de su país. Con una crudeza hasta entonces inédita en sus escritos, Twain relata las desventuras y padecimientos de dos seres que ansían ser libres de dos tipos de ataduras: Huck es un niño de vida errabunda pero que ha de soportar a un padre borracho, que no lo ha educado ni cuida de él; Jim es un esclavo que, temeroso de ser vendido a un amo que lo trate peor que el actual propietario, decide huir hacia el vecino Estado de Ohio, donde podría adquirir la condición de liberto. Sin tener claro qué les deparará el viaje, Huck y Jim se fugan con ayuda de un balsa, anhelando que la corriente del Mississippi les conduzca a una vida mejor, lejos del maltrato, la explotación y la pobreza. Pero en el Missouri del XIX, esa buena vida no parece reservada ni para un pobre pilluelo ni para un hombre negro...

Es difícil quedarse con una sola pieza de la no muy extensa obra narrativa del norteamericano Mark Twain, pero, sin duda, Las aventuras de Tom Sawyer y su continuación, Las aventuras de Huckleberry Finn, fueron las favoritas del público de su tiempo y, aún hoy, es recordado por ellas fuera de su país. Con una crudeza hasta entonces inédita en sus escritos, Twain relata las desventuras y padecimientos de dos seres que ansían ser libres de dos tipos de ataduras: Huck es un niño de vida errabunda pero que ha de... Seguir leyendo