Un extraordinario prólogo de Luis Antonio de Villena, un tanto desconsolador por algunos de los pasajes que describe sobre la trayectoria vital de la autora en relación a los prejuicios de ciertos sectores con los que tuvo que lidiar, es el prolegómeno ideal para una intensa tormenta de sentimientos, la base de su sincero legado poético, que solo podía vestirse con la encantadora galería de caricias ilustradas que brotan de los pinceles de Villamuza. Son versos cargados de pasión que pueden ayudar a expresarse y canalizar nuevas emociones a los jóvenes lectores, lo más granado de distintos combinados poéticos rematado por un poema de José Hierro en el que recoge un evocador pasaje que vivió junto a la homenajeada en New Jersey. Las composiciones gráficas, deliciosas metáforas, están basadas en estampas de gran belleza construidas con lápices dulces sobre folios blancos y coloreadas digitalmente. Hablan, principalmente, de niñas y esquejes de infancia que quedaron varados entre los sentimientos de la poeta. Una colección que corona una antología imprescindible para lectores de alta sensibilidad.

Un extraordinario prólogo de Luis Antonio de Villena, un tanto desconsolador por algunos de los pasajes que describe sobre la trayectoria vital de la autora en relación a los prejuicios de ciertos sectores con los que tuvo que lidiar, es el prolegómeno ideal para una intensa tormenta de sentimientos, la base de su sincero legado poético, que solo podía vestirse con la encantadora galería de caricias ilustradas que brotan de los pinceles de Villamuza. Son versos cargados de pasión que pueden ayudar a expresarse... Seguir leyendo