Como es bien sabido, existen muchos cuentos tradicionales basados en leyendas ancestrales en los que subyace un fondo terriblemente cruel y sórdido. El Enebro, popularizado por los Hermanos Grimm, es uno de ellos. La ilustradora Núria Tamarit, -ya no una promesa sino una fantástica realidad en el cómic nacional merced a sus estupendos trabajos anteriores-; entrelaza los hilos del relato ancestral y despiadado con cierta retranca y visión contemporánea. La disposición y tamaño de las viñetas es muy variable, con escasa presencia de cartuchos narrativos a pesar de tratarse de un cuento, y la acción transcurre con dinamismo e inesperadas (y terroríficas) sorpresas. En las guardas aparecen los retratos (al más puro estilo Tintín) de los protagonistas que intervienen en la obra. Destaca igualmente el tratamiento cromático de las viñetas, concebidas en un estilo de línea clara y bajo la premisa estética habitual en esta autora. Infanticidio, canibalismo, botánica, ornitología, amor y venganza: un cóctel perverso reinterpretado con ingenio.

Como es bien sabido, existen muchos cuentos tradicionales basados en leyendas ancestrales en los que subyace un fondo terriblemente cruel y sórdido. El Enebro, popularizado por los Hermanos Grimm, es uno de ellos. La ilustradora Núria Tamarit, -ya no una promesa sino una fantástica realidad en el cómic nacional merced a sus estupendos trabajos anteriores-; entrelaza los hilos del relato ancestral y despiadado con cierta retranca y visión... Seguir leyendo