Las fotografías en tonos sepia que aparecen en las guardas nos introducen en el tiempo, no tan lejano, en el que ocurrieron los terribles hechos que se esbozan en la trama de este libro ilustrado para lectores adolescentes. A través de la vida cotidiana de las lavanderas, una actividad que se practicaba en todos los pueblos y ciudades de España hace tan solo unas décadas atrás, conocemos las dolorosas vivencias de las familiares de los presos confinados en la isla de San Simón (Redondela, Galicia), espacio reconvertido en campo de concentración y represión que se mantuvo en activo hasta el año 1943. Madre e hija son parte activa de la inmensa red de cooperación y ayuda que los vecinos tejieron en torno a aquel oscuro enclave, gente anónima que proporcionaba ropa, comida o, al menos, minutos de conversación a los internos, siempre bajo el escrutinio inexorable, muchas veces violento, de los guardias. El recuerdo de esta parte de la historia, muchas veces olvidada, se convierte en un emotivo y crudo relato ilustrado, narrado con delicadeza al son de las propuestas pictóricas de la artista viguesa Bea Gregores, que utiliza personas y escenarios realistas para capturar, con todo lujo de detalles, el ambiente opresor y la cotidianeidad de la familia, siempre añorante de forma obligada. En la parte final se incluye un breve análisis histórico de la isla que puede ampliarse a través de un código QR.

Las fotografías en tonos sepia que aparecen en las guardas nos introducen en el tiempo, no tan lejano, en el que ocurrieron los terribles hechos que se esbozan en la trama de este libro ilustrado para lectores adolescentes. A través de la vida cotidiana de las lavanderas, una actividad que se practicaba en todos los pueblos y ciudades de España hace tan solo unas décadas atrás, conocemos las dolorosas vivencias de las familiares de los presos confinados en la isla de San Simón (Redondela, Galicia), espacio... Seguir leyendo