El álbum nos acerca un domingo en la vida de Miguel, un conejo que ya conocemos de otros cuentos, al que le encanta jugar y pasear con sus padres. En esta ocasión los tres, junto con el resto de la familia, echarán un partido improvisado en el que no será fácil ganar, ni tampoco perder. Un divertido ejemplo de convivencia y diversión familiar, que incluye un glosario para quien sepa poco de fútbol.Los niños disfrutarán interpretando las ilustraciones, que ofrecen una lectura llena de matices divertidos y no explícitos en el texto. El álbum nos acerca un domingo en la vida de Miguel, un conejo que ya conocemos de otros cuentos, al que le encanta jugar y pasear con sus padres. En esta ocasión los tres, junto con el resto de la familia, echarán un partido improvisado en el que no será fácil ganar, ni tampoco perder. Un divertido ejemplo de convivencia y diversión familiar, que incluye un glosario para quien sepa poco de fútbol.Los niños disfrutarán interpretando las ilustraciones, que ofrecen una lectura llena de matices divertidos y no explícitos en el texto.

Miguel juega al fútbol

Cada domingo, después de comer, Miguel, papá y mamá dan un paseo. Cuando hace buen tiempo y pasan junto a la pradera que hay detrás de casa de la abuela, papá siempre le pregunta:
-Qué, Miguel, ¿te apetece?
-¡Sí! -exclama Miguel.
Papá saca el balón de la mochila, le da el silbato a mamá, y le dice:
-¿Tú serás la árbitra?
Mamá extiende su gran pañuelo sobre el tronco de un árbol y se sienta encima. En la pradera hay dos porterías. Papá y Miguel las construyeron ellos mismos con ramas de abedul en primavera.