En marzo se han cumplido 400 años del nacimiento de Hercule-Savinien de Cyrano de Bergerac, más conocido como Cyrano de Bergerac, ​​poeta, dramaturgo y pensador francés, que coincidió en época con otras grandes figuras como Boileau y Molière.

Tal y como señalaba Francisco Martínez Hoyos en el periódico La Vanguardia con motivo de la efeméride, "al verdadero Cyrano de Bergerac se le considera hoy uno de los precursores de la ciencia ficción por su obra El otro mundo, en la que describe en primera persona un viaje a la Luna y otro al Sol."

Cyrano es, sin lugar a dudas, el perfecto ejemplo de héroe romántico. Concebido por Edmond Rostand en su drama de 1897. Cyrano de Bergerac, el protagonista que da título a la obra, es un soldado poco agraciado, deformado por su gigantesca nariz, pero de vivaz ingenio. Está enamorado de su prima, la hermosa Roxanne, que a su vez quiere al apuesto Christian de Neuvilette. Este joven sí es guapo, pero no demasiado ingenioso. Así que llega a un trato con Cyrano para que le escriba sus cartas de amor a Roxanne. Ella, sin sospechar la verdad, confiesa que ahora ama a Christian por su personalidad, no por su atractivo físico.

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Tanto esta obra como todas las posteriores revisitaciones que ha tenido en el mundo del cine y la televisión, idealizaron al verdadero Cyrano, un personaje igualmente fascinante. Antes de literato fue valiente y pendenciero soldado, con facilidad para -según conocemos hoy por los diversos estudios existentes sobre su figura-; meterse en "líos" y duelos con otros caballeros coetáneos.