Buscar por    
Edad
  
País
  
  Género
  
Soporte
   
Temas
Estás en : Home  /  Las bibliotecas  /   El caso bibliotecario sueco

El caso bibliotecario sueco

El Premio a la Biblioteca del año 2020, que entrega el sindicato sueco de los trabajadores de la cultura, la comunicación y el sector creativo, ha sido concedido, de forma simbólica, a todos los bibliotecarios de este país por su esfuerzo durante la primera parte de la pandemia. Reconocen la creatividad del sector y su responsabilidad a la hora de asumir el rol social que le pertenece. Ahora se preparan ante la posibilidad de volver a limitar sus servicios tal y como está evolucionando la segunda ola en Europa.
 
Jardín LAC (Lectura, arte y conversación en (y para) el espacio público, a través de un artículo de la editora Alejandra Quiroz Hernández, se hace eco de las distintas e interesantes iniciativas que se llevan a cabo en este país nórdico y que ha propiciado el reconocimiento.
 
La epidemia mundial ha servido para adaptar su plan de servicios de extensión bibliotecaria con la implementación de bibliotecas móviles (motorizadas y no motorizadas); servicio de entrega a domicilio para personas mayores, con discapacidad o aquellos que no pueden desplazarse por su cuenta a la bibloteca; y Ljudbiblioteket, la biblioteca de audio disponible para préstamo y con entrega a domicilio.
 
Hay que destacar que en Suecia, durante los primeros meses, no hubo cierres totales en los espacios culturales, aunque obviamente se tomaron medidas de precaución y limitaron los servicios. El personal con algún síntoma o perteneciente a la denominada "poblacion de riesgo", tenía facilidades para teletrabajar e incidió en el volumen total de plantilla con capacidad para llevar a cabo los programas a la hora de celebrar actividades al aire libre, aprovechando el periodo estival. Quiroz describe algunas de las iniciativas puestas en marcha en las tres principales ciudades del país.
 
 
En Estocolmo, muchas bibliotecas cerraron a mediados de marzo como medida de prevención (ya que gran parte de ellas son de reducidas dimensiones y no se podía garantizar la distancia mínima interpersonal de seguridad); pero se mantuvo en activo al menos un centro por distrito.
 
La Biblioteca Pública Central de la ciudad redujo el aforo de sus propuestas (solo podían entrar 50 personas), pero garantizando el funcionamiento de las herramientas básicas para muchos ciudadanos (acceso a internet); y todos los proyectos orientados al público infantil y juvenil. Estos se llevaron a cabo al aire libre repartiendo los actos por toda la ciudad, no solo en las zonas cercanas al edificio. Punkt127 adaptó sus propuestas al "formato kiosco" ofreciendo selecciones de novedades en carritos, por la calle, además de habilitar mantas y cojines para invitar a quien quisiera a sentarse y leer en compañía.
 
En Malmö la biblioteca Garaget, ubicada en un barrio que es puerta de entrada de refugiados al país (en el desemboca el puente Øresundsbron que comunica con Dinamarca); consideró crucial mantener sus actividades para ayudar a aprender sueco y garantizar más facilidades de integración en la sociedad a los recién llegados. Gracias a un equipo de voluntarios se ha seguido celebrando el café de idiomas, Språkkafe, en el que se practica sueco con inmigrantes.
 
Con el coronavirus, al no ser recomendable estar dentro de un local, optaron por mantener la práctica mediante paseos. Así fue como surgió Språkpromenad, la alternativa al aire libre. Los cambios de hora y ajustes pertinentes se comunican a través de un grupo de Facebook creado para los propios participantes. Solo se cancelan cuando la climatología es muy adversa.
 
Por su parte, en las bibliotecas de Gotemburgo, han mantenido el préstamo de bolsas con libros para leer con niños y adultos. Con motivo del inicio de la pandemia reforzaron este servicio pensando, especialmente, en las personas mayores de 70 años. Para para evitar que tuvieran que acudir habilitaron unos formularios online (en los que se recoge información sobre géneros, formatos, autores e idiomas preferidos); y gestionar selecciones "a la carta", que enviaban a casa o debía ser recogida por un familiar o amigo menor de esa edad en módulos dispuestos para evitar el acceso al edificio.
 
Garantizar los servicios de la biblioteca ha sido un esfuerzo permanente en Suecia. Como ejemplo la acción llevada a cabo por la biblioteca Tranströmer durante su remodelación, que lejos de cerrar mantuvo sus servicios desde un modesto local ubicado en el centro comercial Söderhallarna donde continuaron con el préstamo a domicilio y las actividades infantiles (como el programa de lectura al aire libre)
 
 
 
 
Envíanos tu comentario: