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Siete décadas de bibliobuses

Cada 28 de enero se celebra en España el Día del Bibliobús, y este año lo hace bajo el lema 70 años sin parar de servirte. Se trata de un servicio que atiende las necesidades de los pueblos con servicios cada día más modernos y unas prestaciones en continua revisión para adaptarse a las necesidades de cada comunidad.
 
Para ayudar a visibilizar su labor, cada 28 de enero se celebra esta jornada impulsada por ACLEBIM, la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles, en colaboración con FESABID (Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística). Siempre es necesario homenajear la entrega de sus profesionales y la imponderable colaboración de los usuarios.
 
Durante la Guerra Civil se creó con gran esfuerzo el Bibliobús del Frente (1938-1939), de corta duración, otra víctima más de la guerra, según nos cuentan desde ACLEBIM. Los servicios bibliotecarios móviles se reanudaron en 1953 con los Bibliobuses de la Antigua Dirección de Archivos y Bibliotecas y desde entonces no se han interrumpido, por lo que se celebra ya el 70 aniversario de su creación.
 
En sus siete décadas de funcionamiento permanente, los bibliobuses fueron evolucionando con la sociedad y sufrieron las crisis de ésta. Sin embargo, el tesón de los bibliotecarios, sus conocimientos, siempre en continua formación, han hecho que este servicio no sólo se haya mantenido sino que se ha incrementado extendiéndose al medio rural, ámbito iniciado en 1971. Precisamente en los medios rurales es donde más se aprecia este servicio, ya que en muchos de ellos el servicio del bibliobús es el único que acerca la cultura a sus habitantes (la denominada España vaciada).
 
Con la llegada de la democracia, los bibliobuses pasaron a formar parte de los gobiernos regionales con la pluralidad de gestión e imagen que ello supuso; así en los útimos años del siglo pasado se modernizaron muchas de las flotas y se incrementó el servicio, y a principios del siglo XXI comenzaron a surgir estudios integrales sobre estos servicios; en 2013 recibieron el Premio Nacional al Fomento de la Lectura y actualmente son imprescindibles para la calidad social y cultural de nuestros pueblos.
 
 
Hablamos con Roberto Soto, presidente de ACLEBIM, sobre esta celebración y otros aspectos vinculados a los bibliobuses.
 
¿Roberto, cómo nace ACLEBIM y quienes son sus componentes?
 
ACLEBIM nace en 1998 (cumplimos 25 años éste) con la intención de defender los servicios bibliotecarios móviles y el personal que los integraba, dado que la situación de ambos era muy precaria, tanto en condiciones laborales como en su estimación profesional.
 
Los integrantes de ACLEBIM son profesionales y entidades directamente relacionadas con cualquiera de las variantes de las bibliotecas móviles, en cualquiera de sus niveles de implicación: bibliotecarios de ruta, conductores de bibliobús, personal de oficina, gestores…
 
¿Qué actividades están previstas para celebrar este 70 aniversario?
 
En principio hemos elaborado un cartel y unos marcapáginas alusivos que se han repartido entre todos los bibliobuses españoles, para que los tengan de base para sus respectivas celebraciones, pues éstas, según los servicios, varían entre actos institucionales, declaraciones y notas de prensa y actividades de animación a la lectura. También se organizan actividades en bibliotecas estables, como, por ejemplo, la de Montequinto (Sevilla) o la de Narón (Galicia)
 
¿Cómo es, a grandes rasgos, el día a día de un trabajador del bibliobús? ¿Cuántos vehículos componen la flota? ¿Y profesionales? 
 
El día de un trabajador de ruta comienza en la base central, preparando los materiales precisos para la ruta de esa fecha (desideratas, renovación de la colección para adaptarse al perfil de las poblaciones a visitar, novedades editoriales, nuevos carnés de socios…) Seguidamente se recorren los pueblos programados para ese día (hay una programación anual), según los horarios prefijados y publicitados de antemano, donde se atiende a las personas que acuden, de todas las edades e intereses, para gestionar el servicio de préstamo y la prescripción lectora, muy bien acogida por los usuarios.
 
Se puede atender a un centro escolar, con préstamos colectivos de aula, de centro, o para literatura científica para los profesores, a los que se les apoya en sus actividades curriculares con recursos. También se pueden atender igualmente residencias de ancianos, clubes de lectura e incluso centros penitenciarios, como en León.
 
Cada servicio tiene una flota diferente en número y cualidades de los vehículos, dado que ello de pende de los recursos de cada órgano gestor, las políticas bibliotecarias locales y las necesidades específicas de cada territorio.
 
¿Cuáles son las mayores dificultades a las que se enfrentan los bibliobuses, (aparte de las obvias por desplazamientos, meteorología, etc...)
 
Como todas las bibliotecas en nuestro país, una de las principales dificultades es la fragmentación de las competencias bibliotecarias en manos de las comunidades autónomas, lo que provoca desigualdades tanto para los profesionales como los usuarios a la hora de ejercer su derecho al acceso a la cultura.
 
Otra de las dificultades es la falta de visibilidad de una labor diaria que se centra en el medio rural, generalmente más lejano a los medios y a las decisiones políticas.
 
¿Qué política se sigue respecto a los catálogos? ¿Cada cuanto tiempo se incluyen novedades? ¿Apostáis por igual por todos los formatos -novela, cómic...-; o lo hacéis en función de la demanda?
 
Según los recursos de cada centro, la incorporación de novedades es continua, obedeciendo su cualidad en cierta medida a la demanda, pero también a las políticas de adquisiciones establecidas tras los correspondientes estudios sobre del estado de la colección, para conseguir en todo momento llegar a las necesidades de todos, sea cuales sean sus intereses.
 
 
Foto: Twitter de Roberto Soto
 
¿Qué supuso el reconocimiento a vuestra gran labor con el Premio Nacional al Fomento de la Lectura? ¿Ha abierto nuevas puertas?
 
Fue un gran momento, especialmente para tantos profesionales que trabajan solos, en el aumento de su motivación, si cabe. También nos dio más visibilidad y credibilidad sobre nuestro trabajo. Trabajar para y con los más vulnerables nunca es fácil, y aunque el Premio supuso todo un honor para la colectividad de profesionales, no es suficiente para seguir creciendo. Fue un apoyo estupendo, pero un peldaño más en el camino sin fin de los bibliobuses que exige un trabajo continuo para ir abriéndose opciones de mejora y de crecimiento.
 
¿Qué iniciativas os gustaría implementar a lo largo de los próximos años?
 
Siempre tenemos en mente el crecimiento de las flotas para llegar al cien por cien de la población, pero desgraciadamente la decisión no es nuestra. Conseguir atender a todos los habitantes del medio rural con bibliobuses es fácil, por la propia flexibilidad del servicio, más que un instrumento absolutamente sostenible, puesto que con una biblioteca estamos atendiendo hasta setenta localidades, con profesionales de primera que procuran lo último y lo mejor para sus usuarios.
 
Imaginamos que el feedback de las personas de todas las edades a las que lleváis alegría en forma de lectura son indescriptibles, pero podrías destacar algunas reacciones inolvidables que os hayan hecho llegar los compañeros.
 
Las respuestas son múltiples y magníficas, como agradecimientos más que sinceros, regalos en forma de productos de la tierra o simplemente en un poema original de la persona que lo entrega, ayuda en los malos momentos de averías, nieve..., compartir un café a media mañana con los profesores de los colegios rurales,… en general son muestras de cariño, afecto y agradecimiento que no tienen precio, que nos llenan de alegría como exponente de la suya.
 
Hay una frase que se repite entre los usuarios, independientemente de la localización geográfica: “cuando llega el Bibliobús es una fiesta
 
¿Qué sería muy necesario para mantener y ampliar los servicios que ofrecéis a toda España?
 
En principio los servicios se mantienen en función de la necesidad que los creo y del cumplimiento de objetivos. Sin embargo, para evitar arbitrariedades, caprichos y falta de profesionalidad en la toma de decisiones, son preceptivos toda una serie de instrumentos que aseguren y faciliten los servicios tales como un mapa de lectura pública, políticas a largo plazo de dotaciones y equipamientos, reglamentos que desarrollen lo anterior y concreten cada caso, y el control suficiente, efectivo y vinculante para que todo lo anterior se cumpla.
 
Se habla del concepto de España vaciada, pocos como vosotros conocéis de cerca esas realidades rurales, ¿creéis que la garantía de servicios como el vuestro, unidos a otros recursos vitales, pueden ayudar a fijar población en los pueblos?
 
Sin duda lo creemos, y de forma categórica, sí. La España interior se vacía por falta de servicios que asistan al vivir diario e integral de sus habitantes. Como bien ha quedado demostrado tras el confinamiento Covid, la cultura no sólo nos afianza en nuestra manera de ser y ver el mundo, sino que nos entretiene, nos hace crecer como personas y comunidades, aumenta y fortalece los vínculos colectivos y las personalidades individuales, en su suma, llena todos los tiempos de nuestra vida que excluimos del trabajo y de las obligaciones, e incluso nos ayuda a darles un sentido.
 
Una solución al reto demográfico volcada exclusivamente en lo económico fracasará puesto que olvida otras facetas humanas como la salud, la educación y la cultura, y aquí el bibliobús no sólo funciona como biblioteca pública sino más allá, como confesor, como psicólogo, como dinamizador, como centro de recursos, como acompañante, como la única ventana a la cultura de calidad, al mundo desde una óptica fundada y afianzada.

 

 
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