La vida de Abel es plácida y feliz, a menudo disfruta junto a su mujer de los pequeños placeres cotidianos, como un romántico picnic en plena naturaleza. Pero el destino a veces reparte cartas complicadas y hay que aprender a improvisar. Una súbita tormenta conduce a nuestro protagonista, el ratón dandi y carismático, a una isla en la que deberá sobrevivir con pocos recursos, al mismo tiempo que supera el dolor de encontrarse lejos de su amante y de sus amigos. Precisamente esa ausencia y algunos valores que el autor desliza en la trama, constituyen el impulso principal para luchar hasta el final. Una clase maestra de perseverancia y autoconfianza, escrita con la brillantez que caracteriza toda la obra de Steig, una de las grandes plumas de la LIJ norteamericana del siglo XX. Sus dotes como ilustrador, tanto para niños como para adultos, como demostró a lo largo de su carrera en diferentes medios, quedan reflejadas también en la historia, que adereza con una colección de estampas en blanco y negro en la que se aprecian los distintos obstáculos que el héroe debe protagonizar durante la aventura. Un clásico imperecedero que une a pequeños y mayores al calor de la mejor literatura.

La consulta del doctor De Soto ha adquirido un notable prestigio entre los animales de la ciudad gracias a su profesionalidad y a la innovadora tecnología que el dentista y su ayudante utilizan en cada caso. Da igual el tamaño y la dolencia del paciente, el ratón se las ingenia para acceder a su boca y solucionar todos los problemas en un periquete. Parte de su éxito se debe también a una premisa que mantiene firme desde el comienzo de la actividad profesional: no ofrecer tratamiento a gatos y otros animales que comiesen ratones (una razón de pura supervivencia). Sin embargo, la visita de un zorro que sufre una dolorosa infección les obliga a tomar una arriesgada decisión… Una necesaria reedición que redime la fantástica obra infantil del ilustrador, caricaturista, escultor y escritor, ganador de la prestigiosa Medalla Caldecott en la década de los setenta, y fallecido en 2003. Esta y otras de sus originales propuestas han permanecido en segundo plano ensombrecidas por el éxito mundial que obtuvo con Shrek, especialmente tras su adaptación al lenguaje cinematográfico. 

Cinco juguetes en el alféizar de una ventana. Cada uno espera algo diferente: la lechuza a que aparezca la luna, la cerdita a la lluvia, el osito de la cometa a el viento, el perrito a la nieve y el conejo de estrellas... simplemente espera. Las ilusiones se cumplen y son felices. Pero un día vino una gata moteada... ¿y qué esperaba? ¡Vaya sorpresa! Kevin Henkes profundiza en el concepto de "esperar" en la infancia y nos transmite los sentimientos que puede tener un niño al respecto. Texto e ilustración se complementan a la perfección en un cuento redondo.

Herman y Rosie son los trasuntos de tantos seres anónimos de vida aparentemente gris que pueblan las ciudades: personas superadas por trabajos en los que no pueden desarrollar sus verdaderos intereses, malviviendo en pequeños espacios y aparcando los sueños... hasta la noche, pues ése es el momento en que estas dos almas gemelas -que, por cierto, están a punto de conocerse- dan rienda suelta a lo que verdadermente les apasiona, el jazz, ella como vocalista y él como músico. Quién sabe, tal vez para este dúo sin par haya llegado su momento, y pronto todos conozcan lo que una prodigiosa voz y las notas de un oboe son capaces de lograr. Precioso álbum, que evoca un Nueva York donde desilusiones y sueños conviven de forma paradójica y que homenajea un estilo musical que, si bien nació en el sur del país, conoció un rápido desarrollo en sus calles. Pero ante todo, es un canto a la vocación y una declaración de amor a la música. Muy recomendable.

William Steig publicó Shreck en 1990, personaje inspirador de la exitosa saga de aventuras creada por DreamWorks (2001). Desagradable, repulsivo y asqueroso son algunos de los adjetivos que califican al divertidísimo protagonista y que poco tienen que ver con el entrañable ogro en el que se ha convertido en la pantalla. Ironía y un gran sentido de humor para abordar el tema principal de la obra: el aspecto físico no es lo importante, mensaje que también se explicita en la película. Las ilustraciones, a cargo del emblemático autor, recrean los principales pasajes de la obra, cuyo argumento dista bastante de las versiones que hemos conocido en la gran pantalla.