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Los historiadores y especialistas musicales están de acuerdo en afirmar que Ella Jane Fitzgerald es una de las más importantes cantantes del siglo XX a nivel mundial. A pesar de haber pasado a la posteridad como una de las más conocidas intérpretes de jazz, su repertorio está plagado de hits que pueden encuadrarse en otros géneros, desde del Pop y el Rock and Roll hasta las canciones infantiles, pasando por el swing, el blues, la bossanova, el gospel o el calypso.
Gracias a la extensa carrera artística labrada y difundida en todos los medios (conciertos en directo a lo largo y ancho del mundo, actuaciones en la radio, televisión y un puñado de películas), su legado permanece muy presente entre las nuevas generaciones.
Nació en Newport News, Virginia (EEUU), el 25 de abril de 1917. Junto a su hermana Frances, creció en Yonkers, una ciudad ubicada en el condado de Westchester, en el estado de Nueva York. Posteriormente en Harlem y después en Beverly Hills (Los Ángeles). Su infancia estuvo marcada por la prematura muerte de su madre y otros dramas que provocaron incluso su internamiento temporal en un orfanato.
Estuvo casada dos años con Benny Kornegay y, posteriormente con el bajista de jazz Ray Brown, junto al que adoptó un niño, Raymond Brown Jr., también cantante, pianista y percusionista, que permanece en activo con el nombre de Ray Jr.
Su carrera artística arranca en las calles de los barrios en los que vivió, donde solía realizar actuaciones esporádicas. Su talento no pasó inadvertido y ganó el concurso Amateur Night del Teatro Apollo en 1934, con 17 años. Un espacio en el que una gran imagen de la cantante sigue presidiendo el vestíbulo.
A lo largo de su vida compartió escenario y realizó duetos con algunos de los más grandes nombres de la historia de la música, como Duke Ellington (imposible no amar Summertime ), Cole Porter, Antonio Carlos Jobim, Frank Sinatra, Count Basie o Bing Crosby, entre otros muchos.
Entre las particularidades de su técnica, cabe destacar que convirtió su voz en un instrumento más de las bandas con las que tocó, acuñando un muy particular fraseo a base de sonidos vocales denominado scat.
Se trata de una de las artistas más lauredas de la historia. Su palmarés incluye trece premios Grammy, numerosos Jazz Downbeat, el Kennedy Center Honors, la Medalla Nacional de las Artes, la Medalla Nacional de la Libertad...
En la actualidad, la fundación que lleva su nombre se encarga de mantener vivo su legado, recordando canciones, promoviendo eventos, promocionando un álbum al mes e incluso realizando acciones con otras instituciones o espacios relacionados de alguna forma con su trayectoria (desde el Museo Nacional de Historia Americana, donde se encuentra la mayor parte de sus archivos), hasta la Escuela de Artes del Harlem, la Biblioteca del Congreso (Library of Congress) o el Museo Grammy, entidades que difunden toda su discografía y conservan un amplio catálogo fotográfico.
También trabajan por fomentar el amor por el jazz desde la primera infancia (especialmente en el marco de la familia) en colaboración con organismos como el Instituto Smithsonian (en Washington DC), Jazz Education Network, Vail Jazz, Chicago Jazz Filarmónica, New York Pops o el Harmony Project. Puedes conocer el listado completo de entidades que se dedican a ello en este enlace. Durante 2017 colabora activamente a través de sus perfiles en las redes sociales en todos los eventos relativos a su centenario.
La Fundación fue creada y financiada por la propia artista en 1993, año de su retirada, con el fin de cumplir su máximo deseo: utilizar los frutos de su éxito para ayudar a personas de todas las razas, culturas y creencias.
A través de este organismo quería fomentar el amor por la lectura y por la música y ayudar a las comunidades más desfavorecidas a tener mejor calidad de vida (realizando donaciones a entidades que apoyan la creación de oportunidades educativas para los niños, asociaciones que fomentan el amor y el conocimiento de la música, y organismos relacionados con la atención de la salud, la alimentación, refugio y asesoramiento a los necesitados, con especial énfasis en la diabetes, problemas de visión y las enfermedades del corazón, dolencias que sufrió la artista en su propia piel y que la postraron en una silla de ruedas durante sus últimos años. Un tiempo que pasó recluida en la residencia familiar, con largas jornadas en el jardín junto a su hijo y nieta (es conocida su frase "Sólo quiero oler el aire, escuchar a los pájaros y oir reir a Alice")
La lectura y Ella Fitzgerald
Según señalan en la web oficial de su Fundación, cuando los creadores trabajaron codo con codo junto a la artista en los años noventa para formar la institución, lo que más les sorprendió en sus visitas a la residencia familiar era la increíble cantidad de libros que acumulaba en las habitaciones. Libros sobre la mesa del comedor, junto a la chimenea, en las estanterías...
Ella era una consumada y apasionada lectora y quiso que ese placer fuese transmitido a las nuevas generaciones, especialmente a los niños más desfavorecidos por la sociedad. Así nació el programa de donación de lecturas A book just for me!, del Ella Fitzgerald Child Care Center (ubicado en Lynnwood, un suburbio de Los Ángeles) en colaboración con las Bibliotecas Públicas ubicadas en la zona.
Además la Fundación contribuye a esta labor realizando una recomendación infantil cada mes a través de su sección Spotlight on Books, especialmente aquellos títulos vinculados al mundo de la música. Su última propuesta es Tito Puente, Mambo King, un álbum ilustrado de Mónica Brown y Rafael López editado por Harper Collins.
En España, Alba Editorial ha publicado, dentro de su colección Pequeña & GRANDE, un bonito homenaje a la cantante, también en formato álbum ilustrado. Se trata de un proyecto que tiene como objetivo dar a conocer a los pequeños lectores a un puñado de mujeres irrepetibles que destacaron en distintos ámbitos del arte y la ciencia.
Gracias a la Ella Fitzgerald Charitable Foundation por la información biográfica aportada para la realización de esta noticia. Imágenes: Bárbara Alca (c) 2017
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