“Cuando a un libro lo miran, ¿el libro qué ve?”. Con este epígrafe se abre una miscelánea de textos mayormente poéticos (poesías, rimas, canciones) y otros renuentes a una clasificación genérica (cartas, diálogos absurdos, instrucciones, breves relatos) alrededor de situaciones de la vida cotidiana personal, familiar y social, con sus momentos de luz y de sombra, con las emociones que nos acompañan y las ideas que nos guían. El autor es el “cazador sorpresa” que va recogiendo las vivencias propias y las de los lectores, y las devuelve hechas poesía en algunos tramos; o las observa con humor (con las potencialidades del humor absurdo) para que podamos tomar distancia, distendernos y disfrutarlas. “Contra el miedo –dice el poema que da título a la antología− lo mejor es no estar solo”. Grata invitación a compartir una mirada lúdica con los adolescentes, sin eludir la posición reflexiva y crítica especialmente sobre la sociedad de consumo, los avances deshumanizantes de la tecnología o la distorsión de la realidad que, a veces, realizan los medios masivos.     

No. No busquéis el guión de aquella película de Bill Murray y Scarlett Johansson. Estamos ante algo aún mejor, un original, divertidísimo y elegante diccionario de vocablos que, de no ser por Ella Frances Sanders, jamás podríamos haber comprendido en distintos lugares del mundo. La colección de palabras e imágenes responden a preguntas inauditas, acciones que protagonizas habitualmente (y tú no lo sabes), efectos físicos que producen determinados hábitos, deseos, sensaciones… Todos los lectores alguna vez habrán realizado un tsundoku, sentido las consecuencias de un karelu o pasado un buen samar. Poético, evocador, inteligente, es un regalo perfecto y una lectura de cabecera para consultar a diario, incorporar nuevos términos a nuestro vocabulario e incluso acostarse y levantarse con la mejor sonrisa.

El bosque desnudo es un libro que busca presentarse como un híbrido, un centauro que no está encasillado en un solo género sino que presenta un diálogo continuo entre cada texto. Dividido en tres secciones (La vida inmóvil, Desde lo visible y Anotaciones del invierno), Jorge Cadavid ofrece al lector reflexiones íntimas que giran entre lo místico, lo metafísico y lo poético. Estos pequeños poemas aspiran a que el lector pueda percatarse del entorno desconocido que gira a su alrededor y que solo puede ser visto cuando se abre a la poesía. Acompañados por fotografías del artista alemán Karl Blossfeldt, estos poemas habitan el instante de lo invisible y la visión de lo eterno.

Las palabras son la argamasa de un conjunto de frases y reflexiones que se articulan en torno a cada letra del abecedario, disfrazadas de imágenes y diseños marca de la casa, un estilo inconfundible que tiñe cada vocal y consonante de nuevos sentidos, y las vincula con animales, acciones cotidianas, pensamientos y expresiones originales y variadas. El abecedario desfila entre sorpresas y composiciones artesanas que funden colores, trazos y caracteres, y se deshace entre los dedos de los pequeños lectores con la cadencia necesaria para disfrutar de su pronunciación, mejor en compañía. Un nuevo ejercicio creativo e imaginativo de gran calidad firmado por la artista argentina Marisol Misenta, ISOL.

No sabemos qué es un Mini-Peli-Coso, pero tampoco lo sabe la niña protagonista de este cuento, Edith, de cinco años. Ella está decidida a buscar uno para su madre pues ha oído a su hermana decir "cumple-mamá-mini-peli-coso". Marcha toda decidida a la calle para recorrer varias tiendas y encontrarlo. En cada sitio que visita la palabra se va transformando, pues ninguno de los adultos entiende lo que dice la niña y lo interpreta a su modo. Algo verá Edith que piensa que al fin lo ha encontrado. Un álbum tierno que rezuma ingenuidad y que nos mete desde el principio en la historia. Texto e imagen se complementan y hacen que el lector se recree en las páginas siguiendo a la niña por donde va e intentando averiguar qué es eso que busca y que al final sabremos y nos sorprenderemos.

Mar Benegas nos propone un viaje en tren para acompañar a un detective y su perro. Poesía y juego con las palabras. Todo el libro rezuma alegría, humor y mucha imaginación. Dos historias en una, por una parte el texto y por otra, la ilustración. Ambas se complementan y se enriquecen, logrando una historia redonda. Comienza con una invitación a los pasajeros, que están preparados en el andén para subir al tren. Nos ponemos en marcha para jugar, observar y ver: un paisaje con palabras (poste, árbol, nube, campo, pueblo, lluvia, estación), las vías, los vagones...hay claves, lenguaje secreto. Un cambio de vías, perros, tigres, golondrinas... con trabalenguas y poemas. Y para no aburrirse... jugar con las vocales y cantar alguna canción porque el viaje ha tocado su fin. Se incorporan al final las soluciones.

Atractivo álbum que juega con la idea de un mundo construido a partir de la combinatoria de las diferentes letras del alfabeto, siendo así la palabra el elemento que constituye/construye la realidad del mundo. De este modo, se enlaza con el comienzo del libro de libros de la cultura occidental, La Biblia: "Al principio fue el verbo" se nos dice al inicio del Evangelio según San Juan  (1, 1:14), frase que retoma Shirley Glaser al final de Las Alfazetas, vinculando la salida del caos primigenio (la habitación oscura del texto) con el lenguaje, y alejándose de la interpretación bíblica (donde la palabra es la sabiduría infinita de Dios). El conocido ilustrador Milton Glaser, con el estilo ecléctico que le caracteriza, dibuja unas letras juguetonas y locuaces, que solo hallarán su lugar en el mundo cuando se unan para crear una entidad superior, la palabra. Elocuente metáfora -aunque de difícil aprehensión para público infantil- sobre la capacidad del lenguaje para estructurar el mundo y hacerlo asequible. Interesante propuesta que habría merecido un mayor esfuerzo explicativo.

¿Un diccionario o un sinfin de pequeñas historias personales? Una inusual obra de consulta cargada de imaginación. A través de los dibujos de algunos de los mejores artistas gráficos del panorama nacional e internacional, se realiza un recorrido alfabético respetando el idioma original de los diferentes autores del libro y su personal criterio interpretativo. Así ha surgido un libro con un listado de casi trescientas palabras, extraídas de diferentes diccionarios y enciclopedias, acompañadas de otras tantas ilustraciones, en busca de un lector que encuentre su vocablo ideal y un sentido a cada imagen.  Las palabras sirven de pretexto para configurar un amplio abanico de estilos gráficos, un hilo conductor mediante el que se entrelazan propuestas artísticas muy diversas, que dotan de especial riqueza al conjunto de la obra. Al final de esta, se incluye una lámina vacía para que el lector también participe con su propia creación artística. Edición de Vicente Ferrer.

Veintiséis composiciones poéticas para empezar a entender las palabras que riman, los juegos con las letras y las canciones, que también son poesías. El poemario está dividido en tres partes: Arrullos, que incluye repeticiones, ritmos sencillos para ayudar a dormir a los más pequeños; Enredaletras, composiciones para jugar con la sonoridad de las palabras; y Letras para cantar, poemas más complejos plagados de metáforas para disfrutar leyendo en voz alta. Una obra variada en ritmos, temas y tonos poéticos. La obra recibió el Premio de Poesía para Niños Ciudad de Orihuela en el año 2011.

Lata de Sal edita un muy personal abecedario, elaborado a partir de las fotografías realizadas por el artista Andy Prokh, quien concibe esta serie como un acto de amor hacia su hija y de simpatía hacia la mascota de la familia, un gato con el que la pequeña mantiene una deliciosa complicidad. Los vocablos que se citan como ejemplo práctico de cada una de las letras que componen el alfabeto latino, son la expresión escrita de las actitudes de estos dos vivarachos compañeros de juegos, de tal modo que palabras e imágenes mantienen un 'diálogo' que, más allá de la evidente intención didáctica, busca ofrecer una emoción estética y humana. Palabras y fotografía, niña y felino: dos binomios felices. Simpática propuesta para lectores de todas las edades.

Eric Orsenna fue galardonado en 1988 con el prestigioso Premio Goncourt. En La isla de las palabras parte de una idea fantaseada -las palabras no pronunciadas vagan errantes hasta llegar a un isla perdida en el mar- para hilvanar letra con letra hasta convertir este libro en un pequeño homenaje a autores como Saint-Exupéry. Argumenta que el idioma que hablamos es nuestra patria y por eso debemos aprenderlo e inventarlo. Las palabras tienen el poder de hacer surgir ante nuestros ojos cosas que no vemos. Las frases son como los árboles de Navidad: si las adornamos demasiado con adjetivos, adverbios y relativos, puede que se desmoronen. Un ameno acercamiento a la gramática.

La niña de esta historia, Ari, es curiosa. Le gusta preguntar y saber las cosas. Anda a vueltas con las palabras y ha escuchado metáfora, significado, jamelgo, lar... Sus padres dicen que todavía es pequeña y que tendrá que esperar. Ella encuentra una solución: una caja, donde las irá metiendo todas. Se impacienta porque ve que todavía no es mayor y no le explican. Pero, cuando cumple 8 años, ese día sus padres le regalan un diccionario. Por fin, podría saber el significado de todas las palabras que había coleccionado. Abrió la caja, leyó cada una, excepto su primera palabra, metáfora, que prefirió no saber su significado. Las ilustraciones de Eva Vázquez enriquecen el texto creando e imaginando el mundo de Ari, de cómo ve y siente la niña, su vida. Libro sugerente para leer y mirar más de una vez. Puede, además, incitar a jugar con las palabras y utilizar el diccionario.

Este popular ilustrador estadounidense que ilustró una gran cantidad de álbumes es recuperado por la editorial Kókinos. Un diccionario visual español/inglés muy rico en imágenes y vocabulario. Un libro útil para aprender el idioma y para quienes tienen que enseñarlo, que dará mucho juego tanto por las situaciones que presenta como por el vocabulario. Ilustraciones sencillas y claras, llenas de detalles. Uno de esos libros con los que uno puede pasarse horas y horas mirando, y siempre se descubre algo nuevo.

1000 palabras. Mi primer diccionario visual facilita el aprendizaje de palabras nuevas de una forma divertida. Todas ellas pertenecen a entornos muy cercanos y fácilmente reconocibles por los más pequeños como son la casa, la escuela o la calle. Se trata de un diccionario de imágenes en el que el juego es posible en cada una de sus páginas, ya que los niños y niñas tendrán que buscar y encontrar los objetos y personajes que se esconden entre sus ilustraciones llenas de colorido y pequeños detalles.

Una lista de locos y unos locos listados, un cuento en forma de alfabeto, y un alfabeto lleno de cuentos.Una colección de pequeñas obras cuyo denominador común es su estructuración en torno a un criterio de orden. En la mayoría de los casos la norma elegida es el alfabeto, mientras que en otros el listado es incompleto o responde a otro tipo de ordenación. Podemos encontrar cuentos, reflexiones, ensayos temáticos o simples listas de cosas o personas. Pero sobre todo, estamos ante quince creaciones literarias de gran calidad, cuya lectura es un placer. Además de hacernos disfrutar con tan heterogénea obra, Atxaga, de modo implícito, nos invita al juego con el lenguaje y a la recreación literaria.

Todo lo que siempre quisiste saber -y no te contaron- sobre el mar en el que te bañas en verano está aquí, en este breve -¡demasiado breve!- actividario (actividades + diccionario) de términos que pertenecen, remiten o evocan el mar. La sugerente opera prima de Ricardo Henriques -acompañado de las deliciosas ilustraciones a dos tintas del estupendo André Letria- revela una inteligente comprensión de lo que debería ser, a nuestro juicio, un libro de conocimiento, pues fusiona a la perfección la faceta informativa con la lúdica, lo que da como resultado un artefacto interesante y juguetón con el que es posible: 1. Descubrir nuevas palabras, su -en ocasiones- curiosa etimología y jugar con ellas hasta cansarnos. 2. Conocer datos sorprendentes, extravagantes, divertidos. 3. Convertirse en armador de barcos de papel, hacer y deshacer nudos de marinero, confeccionar un sombrero pirata, pescar con los amigos, leer las desventuras de Corto Maltés o pensar en cosas verdaderamente importantes como a qué huele nuestra playa favorita;  4. Disfrutar de la frescura del ingenioso humor de un tándem estupendo. En definitiva, una propuesta la mar de salada... ¡a disfrutarla!