Los lectores ya conocen La Pandilla de la Lupa de aventuras anteriores, un grupo de amigos convertidos en detectives que proponen interesantes casos para resolver en compañía y que en este nuevo capítulo de la colección tiene como epicentro un asunto muy especial: el del ladrón de portales. Alternando fragmentos de los diarios de Manu, Erika, Carol y Álex descubrimos que el nombre hace referencia a un videojuego que el padre de este último ha propuesto al grupo. Una apuesta un tanto friki que les engancha y les hará sospechar de todos los individuos que manejan smartphones a su alrededor (profesores incluidos) Las siempre divertidas referencias culturales, (por ejemplo a la saga Star Wars), que introduce Patricia García-Rojo, Premio Gran Angular y Hache, dotan de especial dinamismo y encanto estas historias para niños que homenajean, aportando un punto extra de originalidad, las clásicas aventuras protagonizadas por grupos de amigos que siguen encandilando generación tras generación.

Roberto tiene un problema con su profesora. La señorita Kirby le tiene frito con sus castigos, enfados y llamadas de atención. Además le da un poco de miedo, con esos colmillos, la cara de permanente enfado y sus pocas ganas de sonreír. Sin embargo, muchas veces los prejuicios se destruyen de un plumazo con solo una pequeña conversación. La original evolución de la relación entre maestra y alumno es paralela a la transformación física del personaje, en una divertida apuesta gráfica, teñida de humor e ilustraciones caricaturescas de gran expresividad que ayudan a reflexionar a los pequeños lectores sobre su actitud en clase y los tópicos que pueden formarse sobre las personas que no conocen en profundidad.

Aunque parezca mentira, no hace tanto de ello. Unas décadas atrás, las personas de raza negra no podían acceder a los mismos espacios que los blancos ni disfrutar de las mismas cosas que cualquier otro ser humano. Hasta la aprobación de la sentencia Brown versus Board of Education of Topeka, en Estados Unidos no se permitió el acceso igualitario a la enseñanza. En este contexto nace una historia conmovedora, el relato de nueve adolescentes que sobrevivieron al clima hostil de uno de los institutos que, a raíz de la citada resolución, comenzaron a aplicar una nueva política que cambió aquel país para siempre. Alternando ficción y la más cruda e increíble, ante los ojos de un lector del XXI, realidad conocemos las andanzas de un grupo de héroes (disfrazados aquí bajo otros nombres), honestos y valientes, chicos y chicas que se atrevieron a romper las normas y luchar contra la sinrazón. Una certera radiografía de una época amarga, narrada con maestría al son de canciones, programas de radio y televisión, que capta con gran veracidad todo el proceso y las relaciones que se establecieron entre los distintos alumnos del Instituto Central de Little Rock (Arkansas)

El aula, el comedor, el patio, los módulos de juego, el espacio destinado a dar una cabezadita o los baños forman parte del universo diario de millones de niños. La colección "Descubro" de Algar propone a los más pequeños de casa acceder a distintos espacios cotidianos de forma divertida y sencilla. Un libro con solapas que ayuda a conocer los distintos recintos que componen la guardería, para eliminar miedos e ir con una sonrisa cada mañana a hacer nuevas amistades. Las ilustraciones, sencillas y de colores muy vivos, reflejan un entorno multicultural y atrayente. La edición está pensada para este tipo de lectores, con páginas de gran gramaje y puntas redondeadas, que facilitan su manejo. 

Nuevas aventuras de Mildred, alumna de la Academia para Brujas de la señorita Cackle. Una niña traviesa, ingenua, amiga de sus amigas y amante de su gato Tigre. En este capítulo de la colección La peor bruja, la protagonista comienza el semestre de verano con nieve pero con la prometedora invitación de un viaje al castillo Sombrío, junto a la cala Lúgubre. Allí las jóvenes pasarán unos días de convivencia, una ocasión singular para que, de nuevo, se meta en apuros. ¿Saldrá esta vez bien parada? Aventuras y humor en una serie escrita en los años 70, mucho antes de que apareciera Harry Potter, y que sigue siendo muy válida. 

Gid, el niño protagonista, relata su vida y sobre todo su preocupación con las clases de natación, en formato diario. El autor sitúa la acción en Holanda en 1994 y explica que allí era obligatorio tener unos diplomas de este deporte. Así, podremos entender todo lo que vive el protagonista y cómo lo siente.  El libro está impreso en tinta azul, algo que ayuda a meternos de lleno en el agua, sentir la angustia del chico y ver cómo se las arregla para saltarse las clases con excusas muy ingeniosas. Gid está convencido que su salvavidas es un señor que ve en una plaza que da de comer a las palomas, pues piensa que le trae suerte. La sorpresa vendrá en el tramo final, cuando presiente que todo está perdido. Gideon Samson sabe transmitir los sentimientos del niño con humor y sin caer en lo burlesco, además de expresar de forma implícita lo importante que es el cariño y el sentirse querido. Las ilustraciones que encabezan los capítulos son siempre del niño en la piscina y ahondan en la narración.  Una historia tierna, amena y divertida. 

La colección de fotografías nos describe cómo van a la escuela muchos niños del mundo. A otros muchos les encantaría acceder pero no pueden porque tienen que trabajar para ayudar a sus familias. Otros son pobres con escasos medios que tienen que andar y sortear muchos peligros, a veces con excesivas horas de viaje para llegar. Niños de todas las razas se dan cita aquí. Pequeños nacidos en distintos puntos geográficos unidos por una misma obsesión: ir a clase es la única esperanza de futuro. La autora dirige Plan Internacional Cánada desde donde ha conseguido que se instaure el Día Internacional de la Niña.

Micol es una adolescente que tiene visiones y presentimientos indeseados. Flashes que le permiten ver con nitidez los traumas y problemas que han sufrido las personas que le rodean, y que se cuelan en su bandeja de entrada cerebral como correos spam. Por eso cuando se acerca por primera vez a Lucas, el chico de la mirada intensa, y le dice que su herida sangrante es consecuencia de un accidente en el taller sabe que miente. En realidad, el joven trata de adaptarse a una nueva vida rural, alejado de su entorno habitual para superar traumas pasados. La relación entre Micol, Lucas y Niélé, una africana afincada en el pueblo, evoluciona desde la indiferencia hasta la amistad y la tensión amorosa, enfrentándose a insospechados y variados problemas en su día a día en el instituto que van desde el acoso escolar hasta los fenómenos paranormales e inexplicables. Narrada con sencillez e incluyendo las formas de comunicación habitual de los adolescentes, la trama opta por no resolver algunos flecos dejando abierto el debate y el misterio para despertar mayor interés en el lector juvenil.

En la clase de la señorita Paula los alumnos cuentan sus historias preferidas, siempre extravagantes y divertidas. La participación de todos se resalta en este libro como un valor importante, pero también la idea de escuchar al otro, la de divertirse juntos, la de aprender contando historias. Pero además de promover estos valores fundamentales, las historias propiamente dichas son realmente divertidas y están escritas en un estilo sencillo y de agradable lectura.

Durante una excursión a Devon, donde los alumnos comparten unos días de trabajo agrícola en el Parque Nacional de Dartmoor, una de las profesoras que coordina a los grupos, y que ejerce como narradora de la historia, advierte un comportamiento algo inusual en uno de los chicos. No parece disfrutar especialmente de las tareas cotidianas que se le asignan y, sobre todo, del contacto con los animales, pero no pronuncia una sola palabra cuando se relaciona tanto con los docentes como con el resto de los escolares. La maestra y el director de la granja descubrirán la verdadera historia del chico precisamente gracias al vínculo que parece unirle a uno de los caballos con quien comparte confidencias. Un relato cargado de valores, ideal para debatir tras su lectura en la comunidad escolar, ilustrado con el inconfundible estilo del maestro Blake, siempre fiel a sus conceptos gráficos. Morpurgo impulsa desde los años setenta una cadena de granjas orientadas a la celebración de convivencias escolares en el ámbito rural.