El lobo es feroz, maestro en el disimulo y especialista en engañar almas ingenuas. Pero dos obstáculos le impiden saciar su hambre: una puerta cerrada a cal y canto y una frágil abuelita que esconde una inimaginable arma: su sordera.  A partir de la relación entre estos dos personajes se crea un magnífico libro ilustrado en el que la musicalidad del lenguaje, la divertida prolongación de una situación disparatada y el creciente enfado del lobo consiguen que el pequeño lector desee leer esta historia una y otra vez.  El disparate, la exageración, el ejercicio de estilo y el juego tienen su lugar de encuentro en este atípico libro que durante más de cien páginas, apenas con dos personajes, una acción e ilustraciones a dos tinta, mantiene al lector en vilo. Un libro para grandes y pequeños en el que cada uno conseguirá su propia lectura. Recordemos que el álbum obtuvo reconocimientos internacionales como el Premio Baobab al Mejor Libro Infantil Ilustrado (Francia, 2008) o la Mención honorífica en la selección Los Mejores del Banco del Libro (Venezuela, 2013).

Es difícil crear un sello propio dentro de la literatura, y Mónica Rodríguez, gracias a su sensibilidad, delicadeza y sentido del humor, ha conseguido labrar un estilo que, una vez más, cautiva a los lectores que quieran alojarse en este particular hotel. Un microcosmos, con acento asturiano, en el que habitan los más disparatados familiares, se escuchan coplas y conversaciones de todo tipo entre sus paredes y siempre hay hueco para el amor. La gran familia que forman empleados, inquilinos e incluso ¿perros imaginarios?, convive con cierto equilibrio hasta la aparición de un nuevo huésped que trastoca la divertida y fantástica armonía. El encanto de los personajes protagonistas, retratados con simpatía en variopintas situaciones por Blumen, que presenta aquí su primer trabajo en blanco y negro, es uno de los principales atractivos de la obra, que fue finalista en la edición 2016 del prestigioso Premio Barco de Vapor.

Ledicia Costas ha moldeado su novela partiendo de un apasionante hecho real: los viajes que Jules Verne realizó a Vigo. ¿Quién conoce el verdadero motivo de aquellas visitas? Después de ciento treinta años de silencio alguien se atreve a desvelar el misterio, el gran secreto del escritor francés. Desembarca en la ciudad por una avería en su barco, pasea por sus calles y, de paso, aprovecha para visitar una pequeña botica. Quiere charlar con su dueño, Philipot, pues está seguro que él conoce el misterio de las mujeres planta. A pesar de la negativa del farmacéutico pronto descubre que, como sospechaba, es muy consciente de la existencia de esta estirpe ya que su propia mujer y una nieta pertenecen a ella. Obligado a pedir ayuda al célebre autor, conoceremos en profundidad el mundo que rodea a estas féminas, cómo viven, y lo que deben hacer los protagonistas para perpetuar la existencia de una de ellas. Un cóctel de intriga, emoción y fantasía en una apasionante historia que rezuma ternura, amistad, amor por los seres queridos y respeto por la naturaleza.

La publicación en 1970 de La cocina de noche supuso una conmoción mayor que la de Donde viven los monstruos pocos años antes, pues en esta nueva vuelta de tuerca al deseo, el niño protagonista, Miguel, ni siquiera precisa huir a lejanos parajes, sino que convierte su curiosidad por lo que sucede en la cocina durante la noche en un viaje sensorial donde puede recrearse en todo aquello que le está vedado: trastear desnudo fuera de su cuarto, mezclarse gozosamente con la esponjosa masa de un pastel, ascender a la luna para cumplir una misión gastronómica, nadar impúdicamente dentro de una botella de leche... para terminar plácidamente dormido en su cama. Las voluptuosas ilustraciones de Sendak están al servicio de una ensoñación onírica de raíz cuasi freudiana. Difícil no simpatizar con la expresión de libertad y la delectación placentera que emanan de este maravilloso álbum...

Emilio, el oso, no sabe qué debe hacer al despertar. Cuando recuerda que debe ir a ver a su primo, el oso polar Guillermo, es ya demasiado tarde y pierde el vuelo. Comienzan aquí sus aventuras y desventuras para llegar al Polo Norte. Mientras, su primo, hará el viaje a la inversa. ¿Se encontrarán? Un libro con mucho humor donde la autora, con una escritura ágil y amena, nos va introduciendo de forma ingeniosa en la historia. Las ilustraciones en tres tonalidades complementan el relato en una edición muy cuidada en todos sus detalles: los papeles de colores, las tintas y la grafía.

Durante una excursión a Devon, donde los alumnos comparten unos días de trabajo agrícola en el Parque Nacional de Dartmoor, una de las profesoras que coordina a los grupos, y que ejerce como narradora de la historia, advierte un comportamiento algo inusual en uno de los chicos. No parece disfrutar especialmente de las tareas cotidianas que se le asignan y, sobre todo, del contacto con los animales, pero no pronuncia una sola palabra cuando se relaciona tanto con los docentes como con el resto de los escolares. La maestra y el director de la granja descubrirán la verdadera historia del chico precisamente gracias al vínculo que parece unirle a uno de los caballos con quien comparte confidencias. Un relato cargado de valores, ideal para debatir tras su lectura en la comunidad escolar, ilustrado con el inconfundible estilo del maestro Blake, siempre fiel a sus conceptos gráficos. Morpurgo impulsa desde los años setenta una cadena de granjas orientadas a la celebración de convivencias escolares en el ámbito rural.

El pajarito sale muy decidido del nido y se despide de todos sus familiares y amigos utilizando la misma expresión: ¡voy!, que da título a esta historia. Cada uno le da algo que puede necesitar en este, que imaginamos, largo y solitario viaje. Mamá  le da un suéter, papá una linterna, la abuelita unas galletas, el abuelito le da su gorra...  Cargado con todo este equipaje, recorre el camino que le llevará... ¡al baño! donde hace sus caquitas en el orinal. Una historia sorprendente, un final inesperado, las ilustraciones lo dicen todo.