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Hambre de palabras. Día Internacional del Libro Infantil

¡Feliz jornada! Como cada 2 de abril celebramos el Día Internacional del Libro Infantil. Aunque este año las circunstancias son extrañas y dramáticas, The International Board on Books for Young People (IBBY) impulsa de nuevo esta reivindicación. Fiel a su tradición, en cada ocasión encarga a un país diferente la confección de un mensaje que rinda homenaje a la literatura infantil y juvenil. En 2020 Eslovenia, a través del pedagogo y escritor Peter Svetina, y del ilustrador Damijan Stepancic, colabora con Hambre de palabras. El texto ha sido traducido al español por Barbara Pregelj, y adaptado por Paula Sanz.

Puedes descargar los documentos oficiales en la web de OEPLI (Organización Española para el Libro Infantil)

Donde yo vivo, los arbustos se vuelven verdes a finales de abril o principios de mayo. Al poco tiempo, se llenan de crisálidas de mariposas, que lucen como vetas de algodón o algodón de azúcar. Las orugas devoran los arbustos hoja tras hoja, hasta dejarlos despojados. Cuando las mariposas salen de sus crisálidas, echan a volar, pero los arbustos no quedan arruinados. Al llegar el verano brotan de nuevo, y así una y otra vez.
 
Esta es la imagen de un escritor, la imagen de un poeta. Son carcomidos, agotados por sus historias y sus poemas, las cuales, una vez finalizadas, emprenden su propio vuelo, refugiándose en los libros y encontrando a sus lectores. Esto no deja de repetirse.
¿Qué ocurre con estas historias y estos poemas?
 
Conozco a un chico al que tuvieron que operar de los ojos. Tras la operación, pasaron dos semanas donde solo se le permitió permanecer recostado sobre su lado derecho, y después de aquello, otro mes donde no pudo leer nada. Cuando volvió a coger un libro, mes y medio después, sintió como si estuviera recogiendo palabras a cucharadas, casi comiéndoselas.
 
Y conozco a una chica que ahora es maestra. Me dijo: pobres de aquellos niños a los que sus padres no leían libros.
 
Las palabras en los poemas y en los cuentos son alimento. No alimento para el cuerpo, nada que pueda llenar el estómago. Son alimento para el espíritu y para el alma.
Cuando el hombre tiene hambre o sed, se le encoge el estómago y se le seca la boca. Busca encontrar algo para comer, un trozo de pan, un plato de arroz o de maíz, un pescado o un plátano. Cuanto más hambriento se encuentra, más se le estrecha la mirada; ya no ve otra cosa que aquello que pueda saciarle.
 
Sin embargo, el hambre de palabras se manifiesta de forma distinta: como una tristeza, una apatía, una arrogancia. Las personas que sufren de este tipo de hambre no son conscientes de que sus almas están tiritando, de que están pasando junto a sí mismas sin haberse percibido. Una parte de su propio mundo se les va de las manos sin ellos darse cuenta.
Este tipo de hambre es la que sacian los poemas y las historias.
 
¿Existe, no obstante, esperanza para aquellos que nunca han satisfecho esta hambre con palabras?
 
Sí. Aquel chico lee casi cada día. La chica que es maestra lee cuentos a sus alumnos cada viernes, cada semana. Si alguna vez se olvida, los niños no tardan en recordárselo.
 
¿Y qué ocurre con el escritor, con el poeta? Con la llegada del verano, volverán a verdecer. Y una vez más serán engullidos por sus historias y poemas, que acabarán volando en todas las direcciones, igual que las mariposas. Una y otra vez.
 
Asociación de Editores de Madrid
 
Por su parte, la Comisión de Literatura Infantil y Juvenil de la AEM ha emitido un comunicado con motivo de esta celebración y de la situación excepcional en la que nos encontramos:
 
“Leer, una ventana al exterior”
 
Diariamente esperamos el momento de salir a aplaudir a todos aquellos que nos están ayudando a sobrellevar estos increíbles tiempos. Y aprovechamos también para comentar todo lo que se nos ocurre. Son los ansiados minutos de socialización.
 
Hoy, Día del Libro Infantil y Juvenil, queremos brindar nuestro aplauso a las familias, a los docentes y a todos los que formamos parte de la cadena editorial, desde los escritores hasta los libreros. Y, sobre todo, a los niños y jóvenes que viven con restricciones (y contra natura) su necesidad de jugar, evadirse, relacionarse con los demás y compartir con sus semejantes.
 
Hoy reivindicamos con especial “volumen” el acto de leer como un juego extraordinario. Una actividad que nos permite imaginar, reflexionar, aprender y, sobre todo, disfrutar. Abramos ventanas a la ilusión y al disfrute a través de la lectura. Porque, sin duda alguna, la lectura nos libera.
 
Comisión de Editoriales de Literatura Infantil y Juvenil de la Asociación de Editores de Madrid
 
2 de abril de 2020

 

 
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