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La Biblioteca como espacio de aprendizaje en la etapa preuniversitaria (Primera parte)

1. Introducción

Como sabemos quienes nos dedicamos a la educación en las etapas superiores, y como corroboran la mayoría de los estudios, al llegar al Bachillerato, chicos y chicas no han adquirido todavía las competencias necesarias para acceder por sí mismos al conocimiento. Naturalmente, esta constatación pone de relieve que quienes hayan abandonado los estudios en la etapa precedente, habrán finalizado su formación obligatoria sin estas competencias que les van a ser indispensables para desenvolverse en la sociedad1. A pesar de ello, es en el Bachillerato cuando se completa la formación en este ámbito puesto que, entre los objetivos de esta etapa formativa que se especifican en la LOE, se cuentan los de contribuir a desarrollar en los alumnos las capacidades para ejercer la ciudadanía democrática; consolidar su madurez personal y social; y los de afianzar los hábitos de lectura, estudio y disciplina, como condiciones necesarias para el eficaz aprovechamiento del aprendizaje, y como medio de desarrollo personal2.

Así, aún suponiendo que durante su etapa anterior los estudiantes hayan adquirido cierta familiaridad con el proceso del trabajo científico y hayan utilizado la biblioteca y los recursos que ésta puede proporcionar para llevar a cabo sus tareas académicas, el Bachillerato requiere un mayor dominio de las competencias en el uso de la información. En primer lugar porque, tal como se especifica en la LOE, para superar la etapa formativa, el alumno debe acreditar que conoce y sabe aplicar el método científico, que es capaz de valorar de forma crítica las aportaciones de la ciencia, que sabe como acceder a los conocimientos y cómo utilizar las tecnologías de la información y la comunicación con responsabilidad. Para ello, en esta etapa se promueve el uso de principios pedagógicos encaminados a favorecer la capacidad del alumno para aprender por sí mismo, para trabajar en equipo y para aplicar los métodos de investigación apropiados.

En segundo lugar porque uno de los objetivos del Bachillerato consiste en la preparación del alumnado para que pueda seguir con éxito unos estudios universitarios que, cada vez en mayor medida, se articulan a partir del trabajo autónomo del alumnado y requieren por su parte mayor implicación y responsabilidad en la construcción de los aprendizajes. Así, en el transcurso de la formación universitaria, el alumno deberá adquirir una serie de competencias básicas que le permitan:

  • Incorporar conocimientos al margen de los libros de texto.
  • Reunir e interpretar datos significativos (normalmente dentro de su área de estudio) para emitir juicios que incluyan una reflexión sobre temas relevantes de índole social, científica o ética.
  • Transmitir información, ideas, problemas y soluciones a un público tanto especializado como no especializado.
  • Desarrollar aquellas habilidades de aprendizaje necesarias para emprender estudios posteriores con un alto grado de autonomía3.

 

2. El punto de partida: nivel de adquisición de competencias en el uso de la información

Para diseñar cuáles deben ser los instrumentos indispensables con los que los alumnos deben acceder a la formación universitaria convenientemente preparados ya desde el primer día es necesario establecer el nivel de adquisición de sus competencias informativas. Para ello, un buen punto de partida podría ser una batería de preguntas autoevaluativas que facilitarían al profesorado y la biblioteca detectar las carencias del alumnado y programar en función de sus errores y omisiones4.

Ante la necesidad de investigar sobre determinado tema propuesto por el profesor o escogido por ti mismo, o ante el simple deseo de conocer más a fondo todo lo que concierne con alguna de tus aficiones estoy mucho, poco o nada de acuerdo con estas afirmaciones...

A. Planteamiento del trabajo

En cualquier trabajo, suelo partir de mis propios conocimientos.

  • Antes de empezar mi trabajo dedico un tiempo a reflexionar sobre qué tipo de información necesito, de qué alcance y nivel de especialidad, en función del tipo de resultado que espero obtener.
  • Dedico también un momento a organizar mi tiempo en función de la dimensión del trabajo a realizar, de su formato de presentación y de los plazos de entrega.
  • Utilizo métodos distintos de búsqueda de la información en función de si la necesito para un trabajo de clase o para mi uso particular.

B. Búsqueda de información

  • Acudo a la biblioteca porque allí puedo encontrar todo tipo de recursos de información y alguien que me orienta.
  • En la biblioteca suelo utilizar el catálogo para saber qué es lo que me puede ofrecer sobre el tema que me interesa.
  • En la biblioteca jamás uso su catálogo, busco directamente en los estantes.
  • En la biblioteca jamás consulto el catálogo, siempre pregunto al personal.
  • Cuando uso el catálogo suelo descubrir más recursos de los que creía que existían.
  • Antes de iniciar una consulta en una publicación impresa, suelo consultar el sumario –si lo tiene– con el objetivo de hacerme una idea del contenido y de cómo se presenta.
  • Suelo acudir directamente a Internet, puesto que la red me proporciona toda la información que necesito.
  • Cuando busco algo en Internet, suelo revisar como máximo las dos primeras páginas de referencias obtenidas.
  • Cuando busco en Internet siempre utilizo un buscador (Google, Yahoo...).
  • En las búsquedas en Internet, uso normalmente los delimitadores como las comillas, o expresiones que me ayuden a limitar el número de respuestas obtenidas (combinaciones booleanas como “AND”, “OR” y “NOT”).
  • Al acceder a una página web analizo atentamente los menús.
  • Al acceder a una página web uso directamente los motores de búsqueda internos.
  • Suelo encontrar mucha información en la red sobre el tema de mi trabajo.

C. Trabajo con la información

  • Sé distinguir las distintas modalidades de información que me proporcionan las diversas fuentes.
  • Sé distinguir claramente entre lo que son hechos, datos y opiniones.
  • Sé distinguir fácilmente cuando un recurso web es deficiente o contiene información errónea.
  • Soy consciente de que las obras colaborativas en la red pueden contener datos erróneos.
  • Cuando encuentro la información en Internet que me parece adecuada, la copio y luego la adapto a mis necesidades.
  • Antes de capturar una información procuro averiguar si la fuente es fiable, busco información sobre el autor, sobre la editorial...; y si busco en Internet, todavía más.
  • Al trabajar con información anoto siempre la fuente de obtención, por si necesito volver a ella y para poder citarla, si se trata de un trabajo.
  • Siempre procuro cotejar la información entre al menos dos fuentes, para ver el grado de unanimidad sobre la cuestión o para comprobar si existen distintos puntos de vista sobre el tema.
  • Sé distinguir las distintas modalidades de derechos de uso de la información que localizo (entre la sujeta a copyright, la elaborada en creative commons y la libre de derechos).
  • Soy capaz de presentar los resultados de mi trabajo en modalidades distintas, según sea su naturaleza.

3. Las competencias en Información como base para el aprendizaje autónomo

Estas y otras preguntas nos permitirán establecer cuáles son los conceptos que nuestros estudiantes tienen de los recursos de información, cuáles son sus hábitos de trabajo, cómo actúan ante una necesidad de información, al margen de qué saben y qué no saben hacer. Detectar las habilidades es importante, pero también lo es averiguar los valores y actitudes que rigen en sus actuaciones.

Para garantizar la adquisición de competencias en el ámbito de la información, es imprescindible que éstas se contemplen a lo largo de la formación y que se puedan adquirir de manera transversal entre las distintas áreas del currículum. Por ello, estas competencias deben aparecer específicamente en los planes de formación de la etapa y en la programación de las asignaturas.

También es indispensable que las competencias se trabajen conjuntamente desde las aulas y desde la biblioteca a partir de un verdadero equipo docente. En cualquier caso, el equipo debe preparar de forma conjunta materiales que faciliten la adquisición de la autonomía en la investigación y en el aprendizaje, tal como propugnan Khulthau y Todd en el diseño de la denominada pesquisa guiada, verdadera metodología de trabajo que consiste en establecer un protocolo de intervención planificado con el objetivo de supervisar la totalidad de un proceso de investigación, por parte de un equipo formado por profesores y el bibliotecario5. El objetivo se centra en guiar al estudiante en un proceso de adquisición de las competencias, articulado en unidades de consulta que permiten un conocimiento profundo de algunos temas del currículum y que, gradualmente, conducen hacia el aprendizaje autónomo. El método se basa en el proceso del trabajo intelectual y lo contempla en todas y cada una de sus fases, desde el planteamiento de la necesidad de información hasta la comunicación de los resultados de la investigación. En este sentido, dichos autores indican que obtienen mejores resultados aquellos estudiantes que se implican más directamente en la elección el tema, el planteamiento de las preguntas de investigación y en el diseño del proceso de búsqueda.

Para aplicar ésta y otras metodologías parecidas, es imprescindible que se den una serie de condiciones en el entorno escolar. En primer lugar, es necesario que estos equipos docentes puedan constituirse fácilmente, lo que requiere, por un lado, un profesorado interesado en trabajar en esta línea, flexible en su metodología docente y que disponga de tiempo para permitir este tipo de trabajo. Pero, a la vez, también requiere disponer de bibliotecarios especialistas en información y documentación que asuman la función docente de la biblioteca escolar hasta las últimas consecuencias y se erijan en verdaderos acompañantes del proceso. Es primordial que estos profesionales sean capaces de formar equipo y de establecer claramente las competencias a trabajar, de preparar conjuntamente la programación de los contenidos y la adquisición de habilidades, y de crear las condiciones más adecuadas para implantar este tipo de metodología.

Aun en el caso de que se den todas estas condiciones, no hay que olvidar que es imprescindible que los estudiantes hayan adquirido previamente, en la educación obligatoria, algunas capacidades relacionadas con los procesos autónomos de aprendizaje y que puedan acceder a un número importante de recursos de información, debidamente organizados: es decir, el centro debe contar con una biblioteca y un responsable.

El equipo de profesores y bibliotecario debe garantizar todo el proceso, desde las fases iniciales de elección del tema, planteamiento de hipótesis, determinación de los métodos más adecuados a cada tipo de investigación, diseño del plan de trabajo, selección del formato de comunicación más apropiado de los resultados del trabajo, hasta la presentación en si misma.

 

Este texto es una colaboración de Mónica Baró y Teresa Mañá

Notas:

 

  1. Ya en 2001, el Informe DeSeCo (Definición y Selección de Competencias) de la OCDE identificaba las competencias indispensables para que un individuo pueda «tener éxito en la vida y vivir de manera responsable, contribuyendo a la mejora de la sociedad presente y futura». Más allá de las competencias básicas, como la lectura, la escritura –a las que se añadían ya las habilidades en el uso de las TIC–, el informe establecía la necesidad de garantizar otras competencias, entre las que destaca la capacidad de utilizar de forma efectiva los conocimientos y la información con el fin de ser capaces de «identificar opciones, formar opiniones, tomar decisiones y emprender acciones» cuando fuere necesario. El resumen de lo expuesto en este informe puede consultarse en OCDE. DeSeCo. Definition and Selection of Key Competencies: Executive Summary (30-Jun-2005). http://www.oecd.org/dataoecd/47/61/35070367.pdf Existe versión en francés en: http://www.oecd.org/dataoecd/36/55/35693273.pdf  [consultados el 5 de julio de 2013].
  2. LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Capítulo IV Bachillerato. BOE n. 106 de 4 de mayo de 2006.
  3. Objetivos para los títulos de Grado, de acuerdo con los descriptores del Marco Europeo de Cualificaciones para el Espacio Europeo de Educación Superior. En: Ministerio de Educación y Ciencia. Directrices para la elaboración de títulos universitarios de Grado y Máster.
  4. Las preguntas que hemos establecido se basan, en parte, en los estándares de la American Library Association publicados en A Information Power: Building Partnerships for Learning. Chicago: American Library Association, 1998  y en las Normas sobre aptitudes para el acceso y uso de la información en la enseñanza superior, establecidas también por la ALA.
  5. Dr. Carol C. Kuhlthau & Dr. Ross J. Todd. Guided Inquiry: A framework for learning through school libraries in 21st century schools.
 
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