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La Biblioteca como espacio de aprendizaje en la etapa preuniversitaria (Segunda parte)

4. ¿Qué competencias en información pueden trabajarse en la biblioteca?

En la actualidad, la disponibilidad física de las fuentes de información se complementa con la accesibilidad a un número creciente de recursos que no necesariamente se encuentran en el espacio de la biblioteca y, por ello, las competencias relacionadas con la búsqueda y la selección de la información adquieren mayor importancia. Más allá del imprescindible dominio de los recursos tecnológicos, que hoy nadie discute y que, por otra parte, los alumnos tienen adquirido casi en mayor medida que quienes les acompañan en los aprendizajes, la acción del profesorado y de los bibliotecarios radica en facilitar una verdadera cultura de la información a quienes se están formando.

En este proceso de adquisición de competencias, la biblioteca se articula a la vez como centro de recursos y como espacio de aprendizaje. En la biblioteca, los chicos y chicas encuentran todo cuanto necesitan para avanzar y para construir conocimiento, pero también deberían poder encontrar el acompañamiento necesario en el proceso.

En todo el proceso de trabajo de investigación que se desarrolle en la biblioteca, posee especial importancia el seguimiento del alumno a lo largo de toda su actuación. Si la necesidad deriva de una tarea esencialmente escolar, propuesta desde el aula, el proceso debe ser seguido por el equipo formado por el profesor (o profesores) y el bibliotecario. En este equipo el profesor supervisará el trabajo en su fase inicial y en su conclusión, puesto que nadie mejor que él conoce los objetivos del trabajo, las instrucciones impartidas o los formatos de presentación requeridos. Las etapas intermedias de un proceso de búsqueda para un trabajo escolar, más relacionadas con las competencias en la búsqueda y uso de la información, pueden ser guiadas por el bibliotecario, ya que en este caso se configura como un verdadero formador en el uso de la información.

En definitiva, para asegurar la adquisición efectiva de unas competencias podrían establecerse tres ejes de actuación, con sus correspondientes objetivos, que pueden trabajarse progresiva o, mejor, combinadamente:

a) Dominio de los procesos de acceso a la información:

  • Uso correcto de los sistemas de búsqueda y de las fuentes y recursos de información.
  • Correcta aplicación de los criterios de evaluación y selección de la información.


b) Uso efectivo de la información para transformarla en conocimiento:

  • Identificación y obtención de la información.
  • Aplicación de la información para la construcción de nuevos conceptos.
     

c) Adquisición de una cultura de la información:

  • Conocimiento de las estructuras y canales de generación y difusión de la información y de las implicaciones económicas e ideológicas subyacentes.
  • Empleo de la información de forma ética, teniendo en cuenta las cuestiones culturales, legales y sociales que interfieren en su uso.


4.1 Primer eje: Competencias en los procesos de acceso a la información

El primer eje de competencias tiene un carácter más bien instrumental y se centra en la adquisición de conceptos y habilidades que facilitan un acceso a la información.

En primer lugar, es imprescindible que los estudiantes sean capaces de diseñar sus propias estrategias de búsqueda que, necesariamente, se inician con una fase dedicada a definir el tema de trabajo (estableciendo claramente aspectos como el enfoque o la delimitación), considerando la finalidad de la investigación. A partir de este punto, es indispensable determinar las palabras clave que lo caracterizan y que serán las que guiarán la búsqueda, usando diccionarios y otras obras de referencia y, si es necesario, tesauros o vocabularios controlados específicos de cada disciplina. A menudo chicos y chicas ignoran hasta qué punto la elección de estos términos determina el éxito de las búsquedas a partir de los motores automáticos, así como la necesidad de utilizar sinónimos, combinar palabras usando los operadores propios de la lógica booleana para refinar las búsquedas, o aplicar truncamientos para obtener mejores resultados. Sin olvidar que estas competencias se aplican igualmente en la búsqueda de sumarios e índices en materiales impresos. En cualquier caso, conocer estos recursos y saber aplicarlos es, fundamentalmente, adquirir la conciencia de que el tiempo dedicado a preparar de manera correcta esta fase es tiempo recuperado en el transcurso de la investigación y, sobre todo, una inversión de cara a mejorar la calidad de los resultados de las búsquedas.

Este trabajo de identificación del tema y de las distintas facetas y enfoques a tratar a partir de las palabras clave podrá aplicarse a distintos entornos informativos. En primer lugar, será útil para interrogar al propio catálogo de la biblioteca, una herramienta que facilita el acceso a la información más inmediata, la que está a disposición del alumno en su propia biblioteca. Pero, además, el propio proceso de interrogación se configura como una oportunidad de practicar búsquedas en un entorno controlado, en que el propio sistema remite de términos rechazados a términos aceptados, indica la jerarquización entre conceptos y aporta información básica sobre los recursos, de tal manera que permiten una primera selección de las fuentes, incluso antes de su localización. Así, el alumno debería ser capaz de valorar los resultados obtenidos en la búsqueda aplicando parámetros de relevancia y calidad y, en última instancia, de adaptación a las necesidades iniciales de búsqueda.

En este nivel se deberían trabajar los conceptos de fuente de información, distinguiendo claramente su naturaleza y su función. Así, el formato de presentación de la información de un artículo aparecido en una revista o en una web es idéntico, aunque su publicación electrónica suele facilitar la consulta. Asimismo, el alumno debería ser capaz de distinguir entre una publicación científica o de divulgación, atribuyendo a cada una un peso específico distinto en cuanto a la profundidad de la materia tratada. Por lo demás, debería conocer qué tipo de información aporta cada fuente y de qué modo debe manejarse, con el objetivo de optimizar los procesos de búsqueda, teniendo en cuenta los distintos canales informativos textuales y no textuales, como la oralidad y las imágenes identificando y transfiriendo sus contenidos.

Finalmente, en esta fase, los estudiantes deberían familiarizarse con la ubicación física de los materiales en la biblioteca, y localizar los documentos a partir de las signaturas topográficas obtenidas en la consulta. Igualmente, deberían ser capaces de localizar aquella documentación que se encuentra en otras bibliotecas y centros de documentación. En el caso de los alumnos de Bachillerato esta habilidad es mucho más necesaria que en los niveles formativos anteriores puesto que el tipo de trabajo de investigación que realizan estos estudiantes requiere consultas a bibliotecas especializadas, archivos o bibliotecas universitarias.

4.2 Segundo eje: Competencias en el uso efectivo de la información para transformarla en conocimiento

La recopilación sistemática de información no es –o no debería ser– el objetivo de una investigación. Una investigación demanda un proceso de elaboración, análisis y síntesis de los documentos, de recogida de datos, de preguntas y respuestas para llegar a conclusiones rigurosas y contrastadas.

Una vez determinadas y localizadas las fuentes la información, los alumnos deben ser capaces de interrogarlas eficazmente. En este punto es esencial la movilización de competencias transversales, como las derivadas de la lectura compresiva, y especialmente, de la lectura de textos expositivos, que les permitan extraer la información adecuada a sus preguntas y seleccionar las ideas principales contenidas en el texto y los datos que les pueden ser de utilidad. Asimismo, ante un texto argumentativo es fundamental que sean capaces de distinguir las opiniones de los hechos. En cualquier caso, es imprescindible establecer mecanismos adecuados para la recogida de los datos, la validación y la identificación de la fuente de la que se ha obtenido la información para poderla citar convenientemente.

A partir de los datos, las ideas o los hechos identificados como esenciales y clave en el ámbito tratado, los estudiantes deben saber construir su propio conocimiento y confeccionar un trabajo de investigación que puede tener distintos formatos en función del objetivo, los destinatarios, la utilidad... En cualquier caso, los alumnos deben saber expresar adecuadamente sus propias ideas, parafrasear las ajenas y relacionar las distintas informaciones obtenidas en su investigación. Esta fase final del trabajo requiere, tanto como las anteriores, de planificación por parte de los alumnos: a veces, a causa de una mala o nula organización temporal de los jóvenes o por pensar que la tarea más difícil ya terminó, la redacción y exposición final del trabajo desmerecen los resultados conseguidos. En esta última fase de la investigación resulta todavía más necesaria la guía y asesoramiento por parte del profesor: él es quien puede revisar su borrador, ejercer de lector intermedio y sugerir las modificaciones para obtener un óptimo rendimiento del trabajo realizado1.

4.3 Tercer eje: Competencias para una cultura de la información

El entorno informativo en el que se mueven los chicos y chicas es extremadamente variado y complejo y, sobre todo, evoluciona a una increíble velocidad. De manera sistemática manifiestan recurrir a la red para resolver todas sus necesidades informativas y, cada vez más, comunicativas y de ocio. Ante esta nueva realidad, es imprescindible que adquieran las competencias necesarias para realizar este uso con unas garantías mínimas, puesto que, normalmente, los jóvenes se enfrentan al uso de información en la red sin un aprendizaje previo en un medio más estable, como pueda ser el de la edición.

En efecto, en este ámbito más tradicional existían algunas certezas que facilitaban los propios medios, y así, por ejemplo, aspectos como la veracidad y la calidad de la información venían asegurados por la autoría, la edición o la fecha de publicación. Pero el nuevo entorno, en el que las vías formales de creación y difusión de la información se combinan con las más informales, no suele facilitar estas garantías de modo que el usuario se erige en principal responsable del uso de la información obtenida. Por ello, y ante la evidencia de que a menudo la naturaleza de la información no es muy clara, es imprescindible ampliar el campo de formación y, más allá de asegurar la competencia en la localización y el uso de la información, es necesario una comprensión profunda de los mecanismos de creación, difusión y uso de la información para adquirir una verdadera cultura con relación a estos aspectos.

Efectivamente, el nivel y la calidad de la información contenidos en un documento en la red no son tan evaluables a simple vista como lo puedan ser en una edición en papel, puesto que ésta ya proporcionaba información muy válida sobre su naturaleza: la calidad reconocida del editor o de la empresa editora, de la colección o de la revista o el propio concepto de autoría, se difuminan ante la proliferación de recursos de creación colaborativa, que pueden ser alterados en cualquier momento, sin que ninguna persona o institución se responsabilice de su veracidad.

Al margen de los distintos enfoques con que puede ser presentada una información, y teniendo en cuenta que la falta de objetividad es un problema que afecta tanto a la información editada como a la publicada en la red, los estudiantes deben dotarse de los conocimientos mínimos para evaluar los contenidos que se encuentran en la red: cuestiones como la procedencia, la clara identificación de la autoría y la autoridad o prestigio que se atribuye al autor o de la institución productora del contenido, la posibilidad de contacto con la persona o entidad responsable de los contenidos, la dificultad en algunos casos de establecer la fecha de creación y la periodicidad de actualización o la fecha de la última revisión e incluso la propia veracidad de las informaciones disponibles en la red son aspectos que requieren un análisis detallado.

Además, la facilidad y el bajo coste de publicitar contenidos que proporciona la red ha tenido mucho que ver con la proliferación de documentos y recursos, de modo que cada vez se hace más indispensable que identifiquen claramente la intencionalidad de las publicaciones en red, los valores que éstas transmiten y los intereses que representan, las informaciones tendenciosas y hasta engañosas.

Ante todos estos cambios, es imprescindible que más allá de dominar los mecanismos de búsqueda y selección de la información, los jóvenes estudiantes desarrollen un sentido crítico y ético de su uso. En primer lugar, deben adquirir y practicar las normas más elementales de reconocimiento del trabajo de otras personas y, al margen de las objeciones que puedan hacerse sobre los derechos relativos al uso de la información, deben conocer el marco legal que los ampara y, como mínimo, citar la procedencia de las informaciones utilizadas. No obstante, ante la idea generalizada de gratuidad de acceso a la información, los alumnos deben identificar los recursos sujetos a pago y las condiciones legales de uso. Por otro lado, deben incentivarse las actitudes respetuosas con la intimidad y la privacidad de las personas y reconocer los límites de la libertad de expresión distinguiéndolos claramente de la censura.

En definitiva, enseñar a los alumnos de Bachillerato a ser competentes en información va más allá del uso de instrumentos y del desarrollo de destrezas y habilidades: formar a los alumnos en la etapa preuniversitaria significa también prepararlos, como decíamos al principio, para desenvolverse en la sociedad como ciudadanos preparados y responsables.

 

Este texto es una colaboración de Mónica Baró y Teresa Mañá

Nota

 

  1. El programa educativo Esdelibro, promovido por CEDRO y dirigido al conjunto de la comunidad educativa, para fomentar la lectura, la creación textual y el respeto a los derechos de autor, proporciona excelentes materiales y pautas para trabajar el proceso de investigación con los alumnos. Disponible en: http://www.esdelibro.es/index.php  [consulta realizada el 5 de julio de 2013].

 

 
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