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Ejercicios de autoevaluación de la comprensión lectora (Primera parte)

La comprensión lectora es el resultado de la interacción entre el lector y el texto fruto de la cual el lector va construyendo el significado del texto a partir tanto de sus conocimientos previos como de la información concreta que el texto le proporciona. Durante este proceso, el lector va elaborando una serie de representaciones del contenido del texto que van actualizándose a medida que se avanza en la lectura –y por lo tanto son cambiantes–, al tiempo que van haciéndose progresivamente más complejas hasta desembocar, cuando la comprensión es completa, en la elaboración de un modelo mental de la situación global que el texto evoca.

Llegar a este tipo de representación no es fácil. Depende tanto de las características del lector como de la dificultad del texto y, muy especialmente, de cómo el lector vaya subsanando las dificultades que encuentre en los distintos niveles de comprensión que el texto exige. Pero para subsanar las dificultades primero hay que detectarlas. Por ello, es especialmente importante que el lector vaya autoevaluando su comprensión a medida que lee para poder adoptar estrategias adecuadas que le permitan enfrentarse a los diferentes problemas de comprensión que se le pueden presentar. Es decir, es necesario dotar al lector de estrategias para la supervisión y el control de su propio proceso de comprensión1.

Sin embargo, no todas las dificultades tienen la misma naturaleza ni tampoco exigen las mismas soluciones. No es lo mismo el problema de comprensión que puede suscitar el no comprender una palabra, que el que plantea no saber establecer niveles de importancia entre las ideas del texto. Por lo tanto, las estrategias para solucionarlos tampoco pueden ser las mismas. Por ello, para que un lector pueda autoevaluarse, para que sea capaz de supervisar y regular su propio proceso de comprensión, es preciso que posea al menos una idea general de en qué consiste este proceso para poder detectar la naturaleza de las dificultades y adoptar las estrategias adecuadas para subsanarlas.

Veamos, pues, brevemente a partir de un texto concreto en qué consiste este proceso, tomando como referencia el siguiente texto2:

«La población del mundo no se distribuye por igual. Muchas zonas no tienen casi habitantes, están vacías de población: por ejemplo, los desiertos cálidos, como el desierto del Sahara, y los desiertos helados, como los polos. Por el contrario, otros lugares de la Tierra están densamente poblados. En ellos hay mucha gente en territorios pequeños: por ejemplo, en la India, China y Japón, vive casi la mitad de la población del mundo; y en Europa y Estados Unidos hay también una gran población.»

Lo primero que tiene que conocer el lector es que comprender un texto no es una cuestión de todo o nada, sino que es un proceso que requiere ir construyendo progresivamente el significado a diferentes niveles: palabra (procesamiento léxico), frase (procesamiento sintáctico y semántico) y texto (procesamiento semántico). Además, debe ser capaz de relacionar el contenido del texto con sus conocimientos previos (procesamiento referencial). En el siguiente cuadro pueden verse esquemáticamente los procesos implicados, su contribución a la comprensión y las posibles dificultades que pueden producirse en cada uno de los niveles.

Procesos implicados Contribución a la comprensión Posibles dificultades
Procesamiento léxico Codificación de los patrones ortográficos de las palabras

Reconocimiento de las palabras

Permite el acceso al significado de las palabras No se entiende el significado de las palabras
Procesamiento sintáctico Identificación de las relaciones estructurales de las palabras Posibilita la transformación de cadenas de palabras en una representación semántica No se entiende lo que quiere decir la frase
Procesamiento semántico Construcción de la microestructura o base textual

Construcción de la macroestructura

Construcción del significado del texto a través del establecimiento de la coherencia local y global No se entiende cómo se relacionan las ideas o frases del texto en sí.

Se tiene dificultad para establecer distintos niveles de importancia entre las ideas del texto.

Procesamiento referencial Elaboración de un modelo de la situación o modelo mental que el texto evoca Conexión entre la información del texto y los conocimientos previos del lector: APRENDIZAJE No se logra conectar la información que aparece en el texto con los conocimientos del lector.

Dificultades para aplicar la información del texto a la solución de problemas concretos.

Comencemos con el procesamiento léxico. Para realizarlo, el lector debe ser capaz de decodificar los caracteres ortográficos y acceder al significado de las palabras. La rapidez con la que se decodifican las palabras, así como el número de palabras cuyo significado se desconoce, es un primer nivel que condiciona la comprensión a otros niveles. Un adecuado procesamiento léxico implica que los lectores conozcan el significado de los términos utilizados, pero también de conceptos abstractos que pueden resultar claves para comprender el texto.

Cuando se desconoce el significado de algunos términos, el lector debe darse cuenta de que eso puede ser una posible fuente de dificultades para comprender el texto (en nuestro texto, eso podría ocurrir si se desconoce, por ejemplo, el significado de «densidad»). Pero, además, debe conocer que puede utilizar distinto tipo de estrategias para buscar y/o inferir su significado. Sin embargo, no todas las estrategias son igualmente apropiadas sino que varían dependiendo del problema de comprensión de que se trate y del momento de la lectura en que se detecte. El proceso de autoevaluación requiere no sólo darse cuenta de que puede producirse un fallo de comprensión sino también de las estrategias que pueden resultar más adecuadas para remediarlo. Veámoslo en el siguiente cuadro.

Evaluación de la dificultad  Estrategias a adoptar en función de la evaluación
(en orden de preferencia)3
La palabra o el concepto no es relevante para comprender el significado global del texto. Ignorar la palabra en cuestión y seguir leyendo.
La palabra o el concepto es relevante para comprender el significado del texto.

 

  1. Primero, tratar de utilizar estrategias que no interrumpan el curso de la lectura.
  2. Buscar indicios en el contexto del texto que permitan derivar el significado de las palabra, como definiciones directas, aposiciones, o claves de distinta naturaleza (de equivalencia, temporales, espaciales, valorativas, descriptivas, causales o de pertenencia) que permitan inferir su significado.
  3. Utilizar estrategias para derivar el significado de las palabras a partir del contexto interno de las mismas, por ejemplo, eliminado o añadiendo prefijos o sufijos.
  4. Sólo en el caso de que no se pueda hacer lo especificado en el punto 1, se puede consultar una fuente externa: buscar en el diccionario, preguntar a un compañero, preguntar a la profesora, pero siempre es preferible hacerlo antes de empezar a leer o después de la lectura, no durante la misma.

 

El reconocimiento de las palabras y el acceso a su significado producto del procesamiento léxico son condiciones necesarias para la comprensión del texto, pero no suficientes. El lector necesita no sólo conocer el significado de las palabras individuales sino también cómo éstas se agrupan para transmitir un mensaje. Esto se logra mediante el procesamiento sintáctico, el cual permite identificar el tipo de palabras y estructuras que componen una oración (verbo) y las relaciones jerárquicas entre los distintos constituyentes de la oración (coordinación, subordinación, etc.). Por ejemplo, para comprender la frase «La población del mundo no se distribuye por igual», el lector tiene que llegar a asignar el papel de sujeto a la población del mundo y el de predicado a no se distribuye por igual; ha de darse cuenta de que el núcleo del sujeto es población y que el verbo es se distribuye, etc.

 

Este texto es una colaboración de Nuria Carriedo

 

Notas

  1. Véase a este respecto el capítulo de Mateos. Subir
  2. Somos conscientes de que este texto es demasiado sencillo para alumnos de Bachillerato. Sin embargo, lo hemos elegido siguiendo criterios de simplicidad de cara a la exposición. Todo lo ejemplificado para este texto concreto puede aplicarse a cualquier tipo de texto expositivo. Subir
  3. Téngase en cuenta que en aras a construir la coherencia global del texto siempre que sea posible es preferible utilizar estrategias que no supongan dejar de leer para luego continuar con la lectura, como sucede en el caso de que se utilice una fuente externa. Subir

 


 

 
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