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Ejercicios de autoevaluación de la comprensión lectora (Segunda parte)

Esto no significa que para comprender un texto sea necesario hacer un análisis sintáctico completo de la oración, pero sí un análisis suficiente como para poder establecer relaciones entre las palabras y los constituyentes que componen la frase. En este sentido, se ha observado que, si bien se puede comprender el texto cuando el análisis sintáctico no se realiza adecuadamente, si esto ocurre la comprensión global del mismo se ve deteriorada. Por lo tanto, cuando el lector se da cuenta de que no comprende una frase puede hacerse un conjunto de preguntas que le sirvan para autoevaluar si la dificultad tiene que ver con el procesamiento sintáctico. A modo de guía pueden considerarse las preguntas que aparecen en el siguiente cuadro.

EVALUACIÓN DE LA DIFICULTAD POSIBLES ESTRATEGIAS
No entiendo lo que significa una frase.
  1. ¿Sé identificar los principales constituyentes de la frase, como el sujeto y el predicado?
  2. ¿El significado de palabras importantes de la oración, como el verbo o el sujeto, me ayudan a establecer su significado?
  3. ¿El orden de las palabras me proporciona algún indicio sobre el significado de la frase? Si varío el orden de las palabras en la frase, ¿cambia su significado?
  4. ¿Utilizo las palabras funcionales (preposiciones, conjunciones, artículos, etc.) para determinar cuándo empieza un nuevo constituyente sintáctico?
  5. ¿Utilizo la clase de palabra –nombre, adverbio, verbo, etc. – para determinar cuál es su función en la frase?
  6. ¿Los signos de puntuación me ayudan a comprender la relación entre las distintas partes de la oración?
  7. ¿Utilizo las conectivas para determinar las relaciones de coordinación/subordinación entre los distintos componentes de la frase?

Aunque el análisis sintáctico es un paso más hacia la comprensión del texto, es necesario, además, realizar un procesamiento semántico del mismo para extraer su significado global. Para ello, es preciso que los lectores integren la información del texto en un todo coherente. Esto requiere construir la coherencia textual a dos niveles distintos:
 

  • Coherencia local: establecimiento de relaciones semánticas tanto dentro de cada frase como entre una frase y las frases adyacentes.
  1. Respecto a cada frase, consiste en la asignación de roles semánticos a los distintos constituyentes de la frase. Esto es, se trata de determinar el significado de la frase en términos de quién hace la acción (agente), quién la recibe (receptor), hacia qué o quién se dirige la acción (objeto), cuál es la meta de la acción etc.
  2. Entre una frase y las frases adyacentes: en este caso, el lector tiene que tomar conciencia de cómo las frases del texto se relacionan entre sí. Cuando un texto es coherente, sus ideas se relacionan mediante la repetición de argumentos. Si el lector se da cuenta de esto, podrá relacionar unas ideas con otras, y en su defecto, realizar inferencias que –desde su conocimiento previo– le permitan rellenar o completar las lagunas que puede presentar el texto.

En el siguiente cuadro se presenta un ejemplo de cómo se repiten los argumentos (resaltados en naranja) que hacen referencia a un mismo campo semántico, a través de las distintas ideas del texto de la población.

P1. La población del mundo no se distribuye por igual.
P2. Muchas zonas no tienen casi habitantes.
P3. Están vacías de población
P4. (Ej. zonas despobladas) por ejemplo, los desiertos cálidos
P5. (Ej. zonas despobladas), desiertos helados
P6. (Ej. desierto cálido) como el desierto del Sahara,
P7. (Ej. zonas despobladas) los polos.

Por lo tanto, para evaluar si un texto es coherente a este nivel, el lector debería hacerse la siguiente pregunta con la consiguiente toma de decisiones

 

¿Existe repetición de argumentos, es decir, solapamiento entre las proposiciones o ideas? Si El texto es coherente
No Es necesario realizar inferencias para completar las huecos. Éstas se añaden, como otras proposiciones, o ideas a la base del texto

El resultado de este proceso es un listado de ideas (base textual o microestructura) conectadas entre sí mediante la repetición de argumentos o la correferencialidad, la cual es producto tanto de las ideas originales del texto como de las inferencias que haya ido realizando el lector.
 

  • Coherencia global: ordenación de los referentes del discurso en torno a una idea global que aglutina el significado del resto de las ideas del texto. En este caso se trata de construir una representación del significado del texto –denominada macroestructura– que organice las ideas de forma jerárquica en torno al tema o la idea principal. En nuestro ejemplo, podría ser una representación jerárquica como ésta:

    La población del mundo no se distribuye por igual:  
          Zonas pobladas  (Europa / Usa  y  China / India / Japón)   
          Zonas despobladas. Desiertos cálidos (Sáhara) y Desiertos helados (Polos)

                             
Como se ve, la representación jerárquica (macroestructura) está formada por un conjunto de proposiciones o ideas organizadas jerárquicamente en niveles de importancia que sólo hace referencia a los puntos centrales del texto. Se construye mediante la aplicación de una serie de reglas a la base proposicional del texto (o microestructura) que permiten suprimir la información redundante (supresión); seleccionar las ideas que son más importantes (selección); sustituir ideas que comparten un significado común por otra de carácter más general que las engloba (generalización); o reemplazar un conjunto de ideas por sus consecuencias (construcción-integración).

La aplicación de estas reglas permite ir reduciendo la información textual a sus elementos o ideas más importantes. Son de carácter recursivo; es decir, se aplican una y otra vez sobre la base del texto o sobre macroproposiciones (ideas de un nivel jerárquico superior) hasta derivar una idea principal de alto nivel, que en nuestro ejemplo es: «La población del mundo no se distribuye por igual».

Como estamos viendo, la construcción de la macroestructura permite identificar la información más importante del texto. En su proceso de construcción influyen muchos factores, entre los que cabe destacar los siguientes:

  • Utilización de señalizadores de la importancia de las frases: títulos, subtítulos y encabezamientos, posición de la frase temática o idea principal al principio del texto, resúmenes, organizadores previos, cuestiones o recordatorios. Estos señalizadores pueden utilizarse para identificar rápidamente la idea principal del texto.
  • Utilización de las distintas estructuras de texto. Las estructuras de texto son esquemas de tipos de textos convencionales que especifican cómo se organizan las ideas en los textos. Su conocimiento facilita la generación, recuerdo y reproducción de la información más importante (macroestructura).

Tipos de estructuras textuales:
Textos narrativos:

Personajes, situación, problema, acción y desenlace

Personajes expositivos:

Generalización la idea principal está normalmente explícita al principio del texto. Suele aparecer en forma de definición. El resto de las ideas son ejemplificaciones o especificaciones de la misma.
Descripción/Enumeración: aparecen en el texto los distintos hechos o características de los objetos, bien numerados de forma específica o sin numerar.
Clasificación:  se describen conjuntos de elementos o personas agrupados en categorías, al tiempo que se proporciona un sistema de clasificación para ser utilizado con posterioridad.
Comparación-contraste: se muestran las relaciones de semejanza/diferencia entre objetos o conjuntos de objetos.
Causa-efecto: se describen una causa o conjunto de causas y sus posibles consecuencias.
Problema-solución: se describe algún tipo de problema junto con una solución o soluciones que se ha dado al mismo.
Secuencia: se describen una serie de hechos sucesivos o los pasos que se dan en un proceso.
Argumentación: en estos textos el autor trata de convencer al lector de una determinada conclusión o tesis, aduciendo razones para ello.

La estructura del texto es importante porque permite saber cuál es la idea principal del texto. Para determinarla, el lector primero tiene que preguntarse de qué trata el texto. En nuestro ejemplo, esta pregunta se respondería con la población porque es la palabra que más se repite en la base del texto (microestructura). Pero además, ha de preguntarse lo que el autor del texto dice sobre el tema. Para saberlo, el lector puede utilizar diversas estrategias:

  1. Utilizar el conocimiento sobre las estructuras textuales y de cómo la forma en que el autor organiza la información en el texto determina lo que considera más importante. Una buena estrategia para identificar la idea principal es preguntarse sobre el tema y sobre lo más importante que el autor dice sobre el mismo, lo cual normalmente está señalizado por la estructura textual (una definición en el caso de los textos de generalización, el conjunto de semejanzas y diferencias en el caso de los de comparación/contraste, la secuencia completa de pasos en el caso de los de secuencia, etc.).

    Idea principal = tema + lo que se dice sobre el tema (señalizado por la estructura textual)

    En nuestro ejemplo, el lector ha de darse cuenta de que está ante un texto de comparación-contraste en el que el hace una afirmación que implica un contraste («la población del mundo no se distribuye por igual») que sirve para diferenciar dos grandes zonas: pobladas y despobladas. La idea principal, pues, corresponde a la comparación principal junto con las dos zonas diferenciadas que establece el autor.
     
  2. Consultar la representación jerárquica de las ideas del texto (macroestructura) lo que le permitirá identificar cuál es la idea de más alto nivel o idea principal: «La población del mundo no se distribuye por igual, hay zonas muy pobladas y zonas muy despobladas».

En los libros de texto, normalmente la idea principal está marcada por la estructura textual porque el autor ya organiza las ideas con la intención de señalizar lo que considera más importante. Sin embargo, a veces la relevancia textual también viene marcada por factores contextuales, como son las metas o esquemas de conocimiento del lector, los cuales pueden llevar a seleccionar como importante una información u otra dependiendo del propósito con el que se lea.

Sin embargo, no podemos decir que el proceso de comprensión es completo si el lector no puede relacionar el contenido que aparece en el texto con sus conocimientos previos (procesamiento referencial); es decir, si no llega a construir una representación de la situación que el texto evoca, para lo cual tiene que ir activando su conocimiento sobre el tema no sólo antes de la lectura, sino durante todo el transcurso de la misma.

En nuestro ejemplo, la representación referencial ser un mapa del mundo mudo donde el lector podría ir situando las zonas más o menos pobladas.

La autoevaluación de la comprensión desde el punto de vista semántico requiere ir preguntándose por la coherencia local y global en un proceso similar al que hemos seguido en la exposición, que resumimos en la siguiente tabla.

 

EVALUACIÓN DE LA DIFICULTAD  POSIBLES ESTRATEGIAS
No entiendo lo que significa una frase.  
  1. ¿He podido identificar el agente, el receptor, el objeto o la meta de la acción?
  2. ¿Esta identificación me ha permitido establecer relaciones de significado entre las distintas palabras de la frase?
No entiendo cómo se relacionan las frases entre sí.
 
  1. ¿He buscado palabras o conceptos que se repitan a lo largo de un párrafo?
  2. ¿He realizado inferencias a partir de mi conocimiento previo para completar las lagunas del texto?
No soy capaz de identificar cuál es la información más importante del texto.

 

  1. ¿He suprimido información redundante?
  2. Cuando se presentan especificaciones o ejemplificaciones, ¿he buscado el concepto más general que las puede englobar?
  3. ¿He inferido consecuencias a partir de la información que se proporciona en el texto?
  4. ¿Me he preguntado de qué trata el texto para identificar el tema?
  5. ¿He identificado señalizadores como el título, subtítulos, marcadores estructurales, etc. para tratar de identificar la estructura textual?
  6. ¿He identificado el tipo de organización de las ideas que hace el autor para ayudar a identificar lo que considera importante?
  7. ¿He realizado una representación jerárquica de las ideas del texto?
  8. ¿He «consultado» la representación jerárquica para ver cuáles son las ideas más generales que engloban a todas las demás?
No soy capaz de relacionar el contenido del texto con mi conocimiento previo o de aplicarlo a la solución de problemas concretos.
 
  1. ¿He activado lo que sé del tema antes de empezar a leer y durante la lectura?
  2. ¿He intentado integrar lo que yo sé del tema del texto con lo que me dice el autor?
  3. ¿Conozco lo suficiente del tema como para poder integrar la nueva información que me proporciona el texto?
  4. ¿Puedo buscar nueva información que me permita integrar lo que me dice el texto?

Este texto es una colaboración de Nuria Carriedo

 

 

 
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