Pisco y Anita viven una aventura imaginaria en la que pretenderán demostrar la inocencia del Capitán Caimán y salvarle la vida. La narración de Martín Casariego es fácil y los diálogos expresivos, bien apoyados por las sugerentes viñetas de Javier Vázquez. Lo que quizás no guste a los lectores es que no se resuelve realmente el misterio del asesino de los guantes blancos.Pisco y Anita viven una aventura imaginaria en la que pretenderán demostrar la inocencia del Capitán Caimán y salvarle la vida. La narración de Martín Casariego es fácil y los diálogos expresivos, bien apoyados por las sugerentes viñetas de Javier Vázquez. Lo que quizás no guste a los lectores es que no se resuelve realmente el misterio del asesino de los guantes blancos.
Pisco y el asesino de los guantes blancos
A Pisco se le había empezado a mover un diente. Desde que lo había notado no paraba de tocárselo. Les contó a sus padres y a Anita que estaba a punto de caérsele. –¡Mirad cómo se mueve! Tenía prisa por que se le cayera, pues sabía que si lo ponía debajo de la almohada por la noche y se dormía, el ratoncito Pérez se lo cambiaría por algún regalo. Según tenía entendido Pisco, el ratoncito vivía en un enorme palacio hecho con dientes de leche.