Un reloj con plumas
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Había una vez un reloj despertador que vivía en el escaparate de una relojería. Allí llevaba muchísimo tiempo. Nadie lo quería contar porque nunca iba en hora. ¿Y cómo iba a ir en hora si no sabía contar? El pobre reloj lo había intentado con todas sus fuerzas. Imitaba la hora que tenían los demás relojes y marcaba el compás de los segundos con un pie. Pero como no sabía contar, decía: «Siete, quince, ocho, veintitrés...» ¡Y nunca llegaba a sesenta!