Martín y el osito Luis pasan muchas horas juntos a lo largo del día. Aunque cada jornada está llena de sorpresas, juegos y momentos inolvidables, como las comidas en la casa del árbol, la mascota muestra una permanente inquietud que nunca ha transmitido a su fiel amigo. Aunque se llama Luis la realidad es que siempre quiso ser Luisa. La confesión despoja la existencia del pequeño oso de temores y le permite vivir en libertad y en coherencia con su forma de afrontar el mundo, reivindicando la premisa fundamental de que todos los seres humanos somos únicos y tenemos derecho a ser queridos y felices. Un álbum ilustrado valiente y necesario que afronta sin tapujos una variante de la sexualidad desde las primeras edades a través de un conjunto de imágenes sencillas, pero cargadas de sensibilidad, que recorre un catálogo de plácidas estampas de la vida cotidiana infantil.
	Martín y el osito Luis pasan muchas horas juntos a lo largo del día. Aunque cada jornada está llena de sorpresas, juegos y momentos inolvidables, como las comidas en la casa del árbol, la mascota muestra una permanente inquietud que nunca ha transmitido a su fiel amigo. Aunque se llama Luis la realidad es que siempre quiso ser Luisa. La confesión despoja la existencia del pequeño oso de temores y le permite vivir en libertad y en coherencia con su forma de afrontar el mundo, reivindicando la premisa fundamental de que todos los seres humanos... Seguir leyendo
 
 Ahora me llamo Luisa

	Martín y el osito Luis juegan juntos todos los días.
	Montan en bicicleta por el patio.
	Plantan verduras en el jardín.
	A mediodía, comen sándwiches en la casa del árbol:
	Y meriendan dentro de casa cuando llueve.