Si no fuera por la nariz

Joana tiene ocho años. No muy alta, un poco gordinflona, tiene la cara llena de pecas y los ojos grandes y muy vivos, y lleva aparatos en la boca. Tiene un genio que espanta. Sus portazos hacen temblar las paredes. Pepa tiene treinta y cuatro años. No muy alta, y un poco gordinflona, tiene la cara llena de pecas y los ojos grandes y muy vivos, y no lleva aparatos en la boca.