El matemático y escritor Carlo Frabetti atesora una prolija carrera en la literatura infantil y juvenil, territorio al que de vez en cuando regresa con nuevas propuestas que demuestran que sigue en plena forma a la hora de conectar con los lectores de este segmento de edad pertenecientes a las nuevas generaciones. En "Las dos aventuras" aúna diversas influencias e inquietudes literarias, como las leyendas artúricas, una de las bases en torno a la que estructura el hilo argumental. A la abuela siempre le gustaba contar historias antes de dormir y, sin embargo, a pesar de la variedad de hazañas narradas tenía una convicción: solo hay dos aventuras posibles y, en el fondo, ambas son una sola. Tras fallecer, la idea sigue presente en la cabeza del (o de la) protagonista, que ahora disfruta de todo lo que rodea a la casa que ella tenía en la sierra (como parte de la herencia). Un día, tras visitar de forma improvisada su tumba y compartir que aún no ha sido capaz de entender a qué se refería con aquella afirmación, recibe dos emails procedentes del correo de la difunta en los que alguien va narrando una sugerente leyenda. Todo apunta a que es obra del "escritor chiflado", como apodan en el pueblo a un anciano, antiguo amigo de la señora, pero otros encuentros fortuitos y descubrimientos generan confusión y dibujan un clima de misterio e incertidumbre que, lejos de aclarar inquietudes, abre más incógnitas. Aunque la combinación de temáticas resulta un tanto arrolladora, la novela abre varios frentes y ejes (misterio, inteligencia artificial, literatura medieval...); que pueden resultar de interés para lectores que acaben de estrenar la adolescencia.
El matemático y escritor Carlo Frabetti atesora una prolija carrera en la literatura infantil y juvenil, territorio al que de vez en cuando regresa con nuevas propuestas que demuestran que sigue en plena forma a la hora de conectar con los lectores de este segmento de edad pertenecientes a las nuevas generaciones. En "Las dos aventuras" aúna diversas influencias e inquietudes literarias, como las leyendas... Seguir leyendo
Las dos aventuras

Cuando tenía ocho años, me encantaba que mi abuela me leyera en voz alta. Era ilustradora, y cuando leía para mí lo hacía de una forma tan sugerente que era como si dibujara con las palabras.
Un día, mientras me leía Veinte mil leguas de viaje submarino, el capítulo en el que los pulpos gigantes atacan a los tripulantes del Nautilus, le dije:
–Cuando sea mayor quiero vivir muchas aventuras, abuela.
Y luego las escribiré. Y tú las ilustrarás, ¿verdad?
–Claro, tesoro. Pero en realidad solo hay dos aventuras –respondió ella mirándome con aquella sonrisa suya tan especial, a la vez bondadosa y un poco burlona.