Los habitantes de Nomepeino se caracterizan por lucir, orgullosamente, peinados tan extraordinarios como innovadores. Su estética luce invariable e independiente de la jornada en la que nos encontremos. Da igual un enlace nupcial que ir a comprar el pan. Un avezado empresario identifica en esa idiosincrasia que les ha dado fama mundial una vía de negocio casi seguro: construir el más caro salón de belleza que se haya conocido jamás. Para llevar a cabo este proyecto necesita localizar al peluquero responsable de esas tendencias, Viento, que no duda en firmar un jugoso contrato para desarrollar su trabajo con la condición de restringir la labor, eso sí, a un espacio cerrado, la fabulosa peluquería que sirve como eje vertebrador del ambicioso experimento. ¿Será capaz de desarrollar sus extraordinarias habilidades sin tanta libertad? ¿Gestionará bien la presión de no defraudar las exigencias de los clientes y del nuevo patrón? Es ese crucial valor, precisamente, y las consecuencias que generan las limitaciones, el que sirve como hilo conductor de la trama, que alterna texto e ilustraciones dispuestas a sangre, construidas a partir de diseños caricaturescos e inspirados en el mejor cartoon, que la artista complutense Eugenia Alcázar combina con fotografías vintage y otros elementos en un collage sugerente y divertido para primeros lectores.
Los habitantes de Nomepeino se caracterizan por lucir, orgullosamente, peinados tan extraordinarios como innovadores. Su estética luce invariable e independiente de la jornada en la que nos encontremos. Da igual un enlace nupcial que ir a comprar el pan. Un avezado empresario identifica en esa idiosincrasia que les ha dado fama mundial una vía de negocio casi seguro: construir el más caro salón de belleza que se haya conocido jamás. Para llevar a cabo este proyecto necesita localizar al peluquero responsable de esas... Seguir leyendo
El peluquero invisible

Entre montañas, ríos y bosques, más al
norte que al sur y menos al oeste que
al este, existía un lugar que no era ni
bonito, ni feo, ni grande, ni pequeño
llamado Nomepeino.
Todos sus habitantes, sin excepción,
lucían siempre con orgullo y elegancia
peinados de los más estilosos.