Tal y como señala la editorial Andana en la descripción de la novela, la propuesta es ideal para trabajar en el ámbito educativo, y es verdad que en tiempos en los que la IA forma parte de nuestras conversaciones habituales, ofrece un diálogo entre literatura y ciencia en doble vertiente, primero a través de la narrativa de Jordi Sierra i Fabra, en ficción (aunque cada día es más realidad); después, a modo de epílogo, con las ideas que esboza Carles Sierra, investigador del CSIC en inteligencia artificial. La premisa de la que parte no es nueva (un mundo futurista dominado por un sistema autoritario que controla a la población, al más puro "estilo orwelliano"); con unas normas básicas -las directrices-, que modelan la manera de vivir, y hasta de pensar, de las personas, y anulan la libertad individual. El protagonista, que ha crecido aceptando ese ecosistema, cambia su visión al descubrir la existencia de una novena premisa, oculta hasta ahora, que pone en entredicho toda la metodología oficial. Servirá para incentivar el espíritu crítico del joven, al mismo tiempo que espolea el de los lectores. Con la maestría habitual, Sierra i Fabra plantea la eterna dicotomía entre obediencia y libertad, con una trama adictiva que busca, sobre todo, clarificar la imperiosa necesidad de no creer y aceptar todo aquello que nos cuentan desde los poderes fácticos.
Tal y como señala la editorial Andana en la descripción de la novela, la propuesta es ideal para trabajar en el ámbito educativo, y es verdad que en tiempos en los que la IA forma parte de nuestras conversaciones habituales, ofrece un diálogo entre literatura y ciencia en doble vertiente, primero a través de la narrativa de Jordi Sierra i Fabra, en ficción (aunque cada... Seguir leyendo
La novena directriz

En el mismo instante en que abrió los ojos, se dio cuenta de que sucedía algo extraño.
Y malo. Muy malo.
Primero, la sensación de vivir una alucinación. A continuación, el dolor que le aguijoneaba el cuerpo. Por último, el golpe demoledor que significaba ver los destrozos de la nave.
Destrozos palpables.
Tremendos.
Como si una mano salvaje la hubiera agitado en mitad del espacio, apretándola como un trapo sucio.