La mariquita gruñona

Era de noche y las luciérnagas danzaban alrededor de la luna. A las cinco en punto de la mañana salió el sol. Una simpática mariquita volaba por la izquierda. Había visto una hoja plagada de pulgones y decidió comérselos para desayunar. Y al mismo tiempo, una mariquita gruñona volaba por la derecha en dirección a la misma hoja. También había visto los pulgones y se los pensaba desayunar.
-Buenos días -dijo la mariquita simpática.
-¡Lárgate! -dijo la mariquita gruñona-, los pulgones son para mí.