Titiritesa

En el reino de Anteayer,
en un castillo con cuatro chimeneas,
una docena de alamedas
y un foso repleto de cocodrilos hambrientos y presumidos,
vivía Titiritesa.
Lo que más le gustaba a la princesa
era zampar terrones de azúcar
y embadurnarse en los charcos.
A su padre, el rey Tartufo, le hacía gracia;
pero su madre, la reina Mandolina, se ponía rabiosa.