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Hacer deberes y trabajos documentales puede ser muy divertido

 
Cada día escuchamos a más padres e hijos quejarse amargamente de la gran cantidad de deberes y trabajos que tienen que realizar en casa. Tal vez si contribuimos, desde la escuela, a enfocar esta actividad como algo divertido podemos mejorar la percepción que se tiene de este trabajo extra y apreciar los múltiples beneficios que pueden aportar a los alumnos.
 
Los niños y los jóvenes son curiosos por naturaleza y esta característica favorece la elaboración de trabajos documentales y el aprendizaje. Sin embargo, en ocasiones consideran que estos proyectos son tareas poco motivadoras y complejas.
 
¿Cómo podemos incentivar y motivar a los chicos y chicas desde el centro y la biblioteca escolar? 
 
En primer lugar es muy importante diversificar las propuestas en función de sus edades, teniendo siempre presente sus intereses y tratando de conectar los temas curriculares con su vida cotidiana. En este sentido, en el caso de los jóvenes, es importante contar con el atractivo extra con el que podemos dotar a las propuestas gracias a las redes sociales o a las aplicaciones para smartphones.
 
La metodología, obviamente, debe ser activa y participativa, ellos deben sentirse protagonistas en todo momento y liderar el autoaprendizaje.
 
Es necesario utilizar dinámicas innovadoras, que rompan con el pasado, propuestas lúdicas que les motiven en la realización de tareas de búsqueda siguiendo su natural tendencia "curiosa".
 
Y, por supuesto, fomentar siempre el trabajo grupal frente al individual. Está demostrado que favorece el conocimiento compartido, el sentido de colaboración, el intercambio de ideas y opiniones y tiene una dimensión socializadora.
 
El humor, el misterio o la búsqueda como reto funcionan como factores de atracción. Apliquemos estos conceptos en las tareas que se programan para realizar en el hogar. 
 
Para tener claro cómo realizar un trabajo documental es básico tener en cuenta este posible hilo conductor:
 
1. ¿Qué trabajo tenemos que desarrollar? ¿Cuál es la materia ligada a este proyecto? ¿En qué formato lo vamos a presentar? Fundamental establecer límites para acotarlo, de tal manera que no nos "perdamos" a la hora de redactar.  
 
2. ¿Qué conocimientos previos tengo de la propuesta? Establecer (si es necesario en compañia) los términos clave que utilizaremos en el proceso de búsqueda de información.
 
3. Ofrecer diversas posibilidades online (enciclopedias "fiables", webs de referencia sobre determinadas materias, blogs, canales de youtube divulgativos que sean divertidos...) También diversas posibilidades para elaborar el trabajo (en papel, a través de alguna red social, en un blog, un archivo de audio...)
 
4. Realizar un taller previo para aprender a identificar espacios que puedan albergar informaciones erróneas, fake news, etc... Seguir una correcta hoja de ruta ayuda a que los trabajos finales no sean un "copia-pega" que, en muchas ocasiones, además está plagado de referencias erróneas.
 
 
Imagen: A. Lüsina CC
 
Una vez identificados los documentos más adecuados para realizar la investigación sobre el tema seleccionado, debemos ayudar a recopilar la información en función del planteamiento del trabajo.
 
Para ellos es vital el acto de leer detenidamente las sugerencias que se realizan desde la escuela, tener un cuaderno de notas o un documento de texto siempre abierto en el pc, realizar esquemas que ayuden a organizar los datos, así como analizar y valorar los contenidos... El objetivo final es asegurar que los niños y jóvenes identifiquen lo esencial y construyan un trabajo final coherente y, ante todo, útil para ellos, y que no suponga un "castigo" 
 
Sus tareas pueden exponerse, finalmente, como contenido en una revista escolar (si ellos dan la aprobación), formar parte de una presentación colectiva, utilizarse como contenido para una colección de vídeos protagonizados por ellos...
 
Los "deberes" pueden ser, por tanto, una actividad muy divertida que, programada con coherencia, refuerzan los aprendizajes obtenidos en el horario lectivo. 
 
Tal vez si pensamos en el niño o joven como un “explorador” que inicia un recorrido incierto en el que afronta retos, supera obstáculos y descubre pistas que le conducen hasta el objetivo final, la experiencia puede convertirse en un método de trabajo útil para transformar la información en conocimiento, siempre con la lectura como vehículo fundamental.
 
[Este post es una actualización de uno de los consejos ofrecidos en Lecturalab.org / Imagen de portada: Daniel Chekalov CC] 
 
 
 
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