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El filósofo Ángel Gabilondo considera que hoy leer "por lo menos es un acto rebelde" porque rebeldía "significa sobreponerse a los valores dominantes y proponer alternativas".
Durante una charla con su hermano, el periodista Iñaki Gabilondo, con motivo de la publicación de su nuevo ensayo Darse a la lectura (RBA) el ex ministro de Educación confiesa que durante su tiempo en el gobierno cambió su forma de leer.
Gabilondo reconoce que en esa etapa leyó, aunque "un poco a brincos, con otras inquietudes". Para él leer de esa manera "tiene su peligro" porque se tiende a leer "siempre algo que sea rentable para hablar". También señaló que el problema de tener una tribuna pública, sea un cargo o un blog, supone "buscar rentabilidad inmediata, una idea, una frase que puedas citar... Hay que tener mucho cuidado con lo que uno lee".
La charla ha sido publicada por Javier Rodríguez Marcos en el diario El País, y en ella el filósofo afirma que "leer es un gesto de insatisfacción". "Se lee porque hay algo que no acaba de ir bien" –dice– y añade que "la gente que no duda es peligrosa", lo mismo que "dudar a lo tonto". También cree que "dudar no puede ser una coartada para no decidir" aunque sostiene que no se puede decir "cerrado por reflexión" sino que "hay que intervenir en la incertidumbre" que es "el espacio de la política".
El exministro, que ha vuelto a su cátedra de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid, subraya que relaciona "pensar y leer" porque pensar "no es sentarse y apretar los ojos". Para Ángel Gabilondo "el pensamiento siempre es una conversación" y dice que necesita a otros para pensar ya que "no hay ideas aisladas" dado que "una idea es una relación. Y una palabra".
Cuando Iñaki Gabilondo le pregunta cómo se transmite el gusto por la lectura teniendo en cuenta que en España "los índices siguen siendo bajos", el filósofo responde que "por contagio".
"Y contagio es contacto" –subraya– y se remite a la idea de Deleuze de que un maestro no es el que ordena "hazlo como yo" sino el que dice '"hazlo conmigo". A su entender, "la pasión es muy contagiosa" y sostiene que "hay que pensar qué tipo de textos son los adecuados para cada edad" y, como hacemos con las películas "hablar y hablar de libros".
En respuesta al interrogante respecto de si la lectura en pantalla permite menos concentración, Gabilondo señala que "tal vez se inaugure una nueva forma de leer, que es una nueva forma de pensar y tal vez una nueva forma de vivir".
No obstante, advierte que "no hay que satanizarlo" puesto que "el nuevo concepto de lectura implica un nuevo concepto de relación y de comunidad". También opina que es ahí donde debemos tener "alguna inquietud", porque "puede que haya transmisión de información pero no comunicación". Igualmente sostiene que es discutible que ahora haya más comunicación que nunca aunque haya nacido "una nueva concepción de lo que significa leer".
"Antes era una visión interiorista que llevaba su tiempo y casi su espacio" –aclara– mientras que ahora "parece más una intervención". "El problema –dice– es confundir las actividades con las acciones. Hay mucho trasiego en la red, ¿eso significa que hay mucha acción?". Por último subraya que eso a veces "es un sucedáneo, incluso una coartada para no actuar".
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