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Criterios de selección de libros documentales (Segunda parte)

Valoración de los libros de conocimientos

La sobreproducción de libros documentales de ciertos temas muy demandados socialmente y la ausencia de crítica e información rigurosa sobre ellos dificultan enormemente la labor selectiva del docente o bibliotecario. Por eso conviene tener claros ciertos aspectos que pueden orientarnos, aunque no podemos pretender que todos ellos estén presentes en cada material. Eso sí, conviene tener en cuenta tanto los aspectos cualitativos y materiales como los científicos o valorativos del tema.

  1. Los contenidos
  • Es uno de los aspectos a tener más en cuenta. No se pueden aceptar las simplificaciones que contengan errores científicos, aunque el lector no esté preparado conceptualmente para nociones o descripciones precisas.
  • Los contenidos han de estar actualizados, especialmente en los libros de las ciencias que evolucionan más rápidamente, en aquellos que contienen estadísticas o datos políticos y en los que tratan tecnologías en constante evolución, como la informática.
  • Se evitarán las traducciones que no se adecuen a los referentes culturales y los medios sociales y naturales de nuestros lectores.
  • Se ha de huir de las informaciones que se limitan a reproducir tópicos.
  • La selección la debe realizar un equipo multidisciplinar para que cada tema sea abordado por un especialista que oriente al bibliotecario.
  • Hay que valorar la correcta distribución y proporcionalidad no sólo de la información textual, sino también de las imágenes (dibujo o fotografía), los elementos informativos complementarios (mapas, cronologías, bibliografías, glosarios...) y los instrumentos de recuperación de la información (índices y sumarios, esencialmente)

Texto y textos

Los contenidos se vehiculan a través del texto pero éste posee distintas tipologías que hay que valorar: el texto principal, que es como el hilo conductor de la presentación del tema, debe estar acompañado de textos marginales que definan conceptos, amplíen aspectos concretos u ofrezcan puntos de vista paralelos a los que presenta el texto base.
Los distintos tipos de texto se han de diferenciar tipográficamente entre sí y se distribuirán en torno a la caja del texto principal, en una disposición que permita enriquecer sustancialmente los contenidos y establecer distintos niveles de lectura al poder ser consultados independientemente del texto base.
Son necesarios los textos explicativos junto a las imágenes porque establecen un nexo con el texto principal, así como los textos marginales que suelen aportar informaciones complementarias.
Pero huyamos de la excesiva fragmentación de los contenidos porque el lector puede perderse en su itinerario lector. El exceso de anécdotas, curiosidades, etc. puede ser obviado por el lector por cuanto no le aportan informaciones esenciales.

  • La redacción de los textos. Un vocabulario excesivamente especializado o una sintaxis compleja dificultan la comprensión y ahogan el interés.
  • La presentación de los textos: es positiva la utilización de distintas variedades tipográficas porque facilitan la organización de los contenidos y permiten diferenciar los textos secundarios, los marginales y las leyendas o pies de imagen.

Imágenes

La imagen es un elemento imprescindible en los libros de conocimiento por cuanto contribuye a la comprensión de los contenidos, explicitándolos y también ampliando la información. En ocasiones un exceso de imagen puede dificultar la comprensión de lo expuesto. No hay que valorar los libros de conocimientos en relación con la cantidad de imagen que contengan. Cuando la cantidad prima sobre la calidad, las dimensiones se distorsionan presentando datos «falseados» y, por otro lado, la profusión de ilustraciones encarece el libro.

Instrumentos de recuperación de la información

Los libros documentales destinados al público infantil y juvenil deben incorporar instrumentos que faciliten la búsqueda, identificación y localización de la información, entre otros, sumarios o tablas de contenido, que orienten al lector y permitan una primera selección de materiales en función de su necesidad informativa y también índices de todo tipo que faciliten la búsqueda y la localización de términos, aunque muchas veces esta búsqueda deba realizarse con el apoyo del adulto mediador.

  1. Aspecto externo del libro

Valoraremos la solidez de las encuadernaciones y la idoneidad del formato con relación al contenido y a la edad del destinatario.
La sobreabundancia de imágenes y textos que pretende hacer a estos libros más atractivos hace que la vista vague sin rumbo por ellos por lo que el lector se pierde y su consulta resulta ineficaz.
Hay que valorar si los elementos móviles, troquelados y acetatos y la incorporación de objetos tridimensionales (brújulas, minerales...) aportan verdaderamente un valor añadido al libro, así como si reducen su resistencia al uso y su función porque su deterioro total o parcial puede hacerlos inservibles.

 

Este texto es una Adaptación de Kepa Osoro

 
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Un Lector
Lo que este tipo de textos debe lograr es evitar que el lector se pierda, así como ofrecer información no de cantidad sino de calidad.