Paula sobrevive en un pequeño apartamento, sin trabajo ni pareja, en plena efervescencia de la crisis económica. Amalio, heredero directo de una pequeña tienda de barrio en una capital de provincia, piensa en la manera de expandir el negocio. Ambos son prismas muy distintos del mundo laboral, donde no siempre se premia a la gente eficiente ni prevalecen los buenos sentimientos. Un ámbito en el que campan a sus anchas seres sin escrúpulos, ávidos de poder y que no respetan el trabajo de nadie. Pero la vida ofrece la posibilidad de adaptarse y, por supuesto, de amar para seguir teniendo ilusiones. Dotada de una triple estructura narrativa, el tiempo se detiene para el lector mientras disfruta de una prosa densa y cargada de simbolismo, marca del autor.
Paula sobrevive en un pequeño apartamento, sin trabajo ni pareja, en plena efervescencia de la crisis económica. Amalio, heredero directo de una pequeña tienda de barrio en una capital de provincia, piensa en la manera de expandir el negocio. Ambos son prismas muy distintos del mundo laboral, donde no siempre se premia a la gente eficiente ni prevalecen los buenos sentimientos. Un ámbito en el que campan a sus anchas seres sin escrúpulos, ávidos de poder y que no respetan el trabajo de nadie. Pero la vida ofrece la posibilidad de... Seguir leyendo
Las lágrimas del agua

Hacía calor. Un calor que aplastaba el ambiente de esa habitación. La oscuridad de la noche, aunque tarde, había llegado, pero sin traer ni siquiera un poco de la esperanza mantenida durante el día de que, al llegar, refrescaría algo aquel pequeño apartamento de un barrio popular de Madrid.
Paula se levantó de la cama, en donde la sábana estaba inservible a sus pies, arrugada e inútil porque no tenía nada que cubrir.