Leyendas de los Otori. El lamento de la garza

¡Venid, deprisa! Nuestros padres están luchando.
Otori Takeo escuchó con claridad la voz de su hija, quien llamaba a sus hermanas desde la residencia del castillo de Inuyama. También oía la mezcla de sonidos procedente del resto de la fortaleza y de la lejana ciudad. Sin embargo, hacía caso omiso de todos ellos, de la misma manera que desatendía la melodía de los tablones del suelo de ruiseñor, bajo sus pies.