Recuperación de un cuento clásico del folclore tradicional infantil. La historia del egoísta Pelostuertos, bautizada de diversas formas según el lugar, y los pequeños pícaros, es recreada a través de bellas y brumosas ilustraciones a doble página. Ideal para ser narrado, destaca el perfecto maridaje entre el texto, que juega con las diferentes tipografías para resaltar los momentos de tensión, y la fantástica propuesta gráfica, repleta de una gran variedad de planos, de Mikel Mardones. Recuperación de un cuento clásico del folclore tradicional infantil. La historia del egoísta Pelostuertos, bautizada de diversas formas según el lugar, y los pequeños pícaros, es recreada a través de bellas y brumosas ilustraciones a doble página. Ideal para ser narrado, destaca el perfecto maridaje entre el texto, que juega con las diferentes tipografías para resaltar los momentos de tensión, y la fantástica propuesta gráfica, repleta de una gran variedad de planos, de Mikel Mardones.

La higuera de Pelostuertos

Desde el camino se ve la higuera. Es la higuera más bonita, la higuera más robusta, la higuera con los mejores higos de todo el pueblo. Es la higuera de Pelostuertos. Pelostuertos vigilaba su higuera por la mañana... vigilaba su higuera por la tarde... vigilaba y vigilaba por la noche... Escondido en su huerto, detrás de su verja, con una linterna, un catalejo y una escopeta que disparaba cartuchos de sal al culo de los niños que pasaban por el camino.