Con Cuentos de terror y misterio, Conan Doyle se sitúa a la altura de otros maestros del género, como Poe, Maupassant o Kipling. Y así lo demuestra, por ejemplo, en estos relatos de los más inquietantes: «El espanto en las alturas», en el que jamás sabremos si las notas del enigmático Joyce-Armstrong son espantosas alucinaciones o crueles realidades, en «La catacumba nueva», donde Burger y Kennedy, dos especialistas en ruinas romanas, no correrán la misma suerte dentro de esa «madriguera de conejos», o en «El embudo de cuero», donde el protagonistas visita a Lionel Dacre en París y entre ambos intentan descifrar los misterios que encierra un embudo de cuero de la Edad Media, y «El cazador de escarabajos», en el que el doctor Hamilton, muy aficionado a los escarabajos, recibe un encargo médico de lo más sorprendente y peligroso. Con Cuentos de terror y misterio, Conan Doyle se sitúa a la altura de otros maestros del género, como Poe, Maupassant o Kipling. Y así lo demuestra, por ejemplo, en estos relatos de los más inquietantes: «El espanto en las alturas», en el que jamás sabremos si las notas del enigmático Joyce-Armstrong son espantosas alucinaciones o crueles realidades, en «La catacumba nueva», donde Burger y Kennedy, dos especialistas en ruinas romanas, no correrán la misma suerte dentro de esa «madriguera de conejos», o en «El embudo de cuero», donde el protagonistas visita a Lionel Dacre en París y... Seguir leyendo

Cuentos de terror y misterio

Ha quedado ya descartada por cuantos han entrado a fondo en el estudio del caso la idea de que el relato extraordinario conocido con el nombre de «Notas fragmentarias de Joyce-Armstrong» sea un complicado bromazo tramado por un desconocido que poseía un sentido perverso del humorismo. Hasta el maquinador más fantástico y macabro vacilaría ante la perspectiva de ligar sus morbosas alucinaciones con sucesos trágicos y fehacientes para darles una mayor credibilidad. A pesar de que las afirmaciones que en esas notas se hacen sean asombrosas y lleguen incluso hasta la monstruosidad, lo cierto es que la opinión general se está viendo obligada a darlas por auténticas.