El trasto de la señora Adela

Hacía ya horas que la señora Adela estaba recostada en la butaca de su salón mirando al techo. Se aburría... Desde que se había quedado viuda se aburría mucho. Por eso miraba al techo... Aunque quizá habría sido mejor que mirase hacia otro lugar de aquel piso enorme situado en el centro de la ciudad. Pero no lo hizo. En vez de eso, trató de animarse y volvió a abrillantar la ya reluciente lámpara del salón.